Guiomar, la musa que inspiró a Machado

Conociendo a Guiomar, la musa que inspiró al eximio poeta

Guiomar

“Enero de 1979
Si estáis leyendo este libro, es que yo he muerto. No quería llevarme mi gran secreto a la tumba y he dejado por escrito mi última voluntad.
Deseo reivindicar que Guiomar existió. No fue una entelequia del poeta, no fue un recurso literario para sus poesías. No, Guiomar fui yo. La musa que llenó de luz sus últimos años de vida. La mujer que vivió hasta el final de sus días con el recuerdo del hombre que conquistó su alma…”

Así se inicia la carta, que Pilar de Valderrama escribió en sus días postreros antes de morir el 15 de octubre de 1979 y que dejó como legado junto a otra importante documentación. En la misiva, Pilar admite la relación que había mantenido con Antonio Machado y confiesa creer como un doloroso lamento, que su único pecado había sido amarlo siempre en silencio. Y sólo pretende con estas palabras reivindicar que Guiomar existió y que ella, era esa mujer, la musa inspiradora de algunos de los poemas más hermosos surgidos del del gran poeta sevillano.

La misma pretensión manifestó Alicia Viladomat, nieta de Pilar, cuando se comunicó con la periodista madrileña Nieves Herrero, autora del libro “Esos días azules”, y a quien facilitó los testimonios y la documentación inédita que tenía en su poder, para una eventual investigación a nivel histórico-literaria. En el libro mencionado, resultado de aquellos testimonios, se desvela por primera vez la conmovedora historia de amor enclaustrada en la vida verdadera de Pilar de Valderrama; una existencia abrasada en una pasión desgarradora y tan secreta como imposible para los cánones de la época.

La creencia generalizada de millones de españoles y seguidores universales de Machado, consideraba a Guiomar como una licencia literaria inventada por el poeta para dedicar sus versos de amor y desconsuelo. O un mero pretexto publicitario, como era costumbre utilizar.
La biografía de Antonio Machado es bien conocida, la historia de su matrimonio también: en 1907, Antonio se traslada a la localidad de Soria para ejercer como catedrático de francés. Allí conoce a Leonor Izquierdo, que tenía por entonces 14 años. Tan solo dos años después se casaron. En agosto de 1912, el mismo año en que se publica “Campos de Castilla” (donde encontramos por ejemplo el inigualable poema «A un olmo seco», Leonor fallece como consecuencia de haber contraído tuberculosis.
Este trágico amor interrumpido y el doloroso duelo posterior, marcaron toda la vida y la poesía de Machado, acentuando la tendencia a la soledad y la melancolía que padeció hasta su muerte. Este hecho fulminó nuestra felicidad, expresó el poeta reflejando su pesar en este verso:

Señor, ya me arrancaste
lo que yo más quería…
Señor, ya estamos solos
mi corazón y el mar.

Antonio Machado muere en Collioure, pueblo situado en los Pirineos Orientales (Francia), el 22 de febrero de 1939. En un bolsillo de su viejo gabán, según cuenta la legendaria anécdota, su hermano José encontró un papel arrugado donde había escrito un último verso, tal vez inicio de un nuevo poema que quedaría inconcluso: “Esos días azules y ese sol de la infancia”, se leía en el papel ¿Murió acaso pensando en Pilar, la mujer real de sus sueños, siempre vestida de azul y oculta tras el pseudónimo de Guiomar en los poemas?

Pilar de Valderrama era una poetisa y dramaturga española, señora distinguida perteneciente a la alta burguesía monárquica; con una faceta de su personalidad que quería dotar a su estatus social de un barniz seudo-intelectual que no amenazase sus valores, propios de una concepción religiosa conservadora. Vivía en Madrid, soportando un desdichado matrimonio con Rafael Martínez Romarate. Tenía tres hijos y a pesar de que su marido le era infiel con una corista que terminaría suicidándose, desbordada por la situación, ella siempre intentó mantener las apariencias y nunca se separó. No obstante, arriesgó todo por un idilio epistolar y ¿casto? con el único hombre que supo comprenderla: Antonio Machado.

El célebre poeta sevillano, en su poemario “Canciones a Guiomar”, como también en su “Cancionero apócrifo”, agrupó varias poesías de amor y de olvido dedicadas a una desconocida musa y oscuro objeto del deseo, que lo hacía sentir rejuvenecido. Inmortalizó aquel espejismo poético con un nombre enigmático: Guiomar. Muchas de esas composiciones escritas por él, las fingía como salidas de la autoría de otros poetas.

En 1950, once años después de morir Machado, la escritora española Concha Espina, coetánea de la llamada generación del 98, publica “De Antonio Machado a su grande y secreto amor”, un compendio de cartas, ilustraciones y facsímiles poniendo en descubierto a Guiomar, sin revelar su identidad. El mundo comenzaba a enterarse que, aunque lo ocultó a todos, el solitario viudo volvió a encontrar en 1928, a sus 53 años, un nuevo amor, platónico esta vez, que iluminó su vida desde entonces. Y fue el gran amor secreto de su madurez.

Nadie supo de su enamoramiento y mucho menos de su amada, pues su condición de casada, forzó hasta el final la necesidad de guardar tanto el secreto como la castidad de este segundo amor.

En 1981, aparece a la venta editado de manera póstuma, el libro “Sí, soy Guiomar: memorias de mi vida”, conteniendo parte del epistolario de Antonio Machado con Pilar de Valderrama, narrado por ella. (Plaza & Janés, Barcelona).

En 1994 sale a la luz “Antonio Machado, Cartas a Pilar”, (edición de Giancarlo Depretis, Anaya, Madrid). Una colección de inéditas cartas clandestinas que Pilar y Antonio mutuamente se enviaban a través de amigas comunes, o las depositaban en un buzón especial del café Continental que ambos frecuentaban. No puede ponerse en duda que Antonio Machado se haya enamorado intensamente, porque las cartas existen y dicen lo que dicen trasluciendo su entusiasmo.

¿Por qué se enamoró de alguien con pensamientos tan opuestos a los suyos? Es difícil responder a esta pregunta.

Analizadas con espíritu crítico, las cartas de Machado a Pilar no evidencian la escritura privilegiada del poeta, ni su extraordinaria capacidad literaria, aunque en algunos párrafos resalte nítidamente el eco de su exquisita pluma.
Pero en general, las cartas carecen de la calidad epistolar que se aprecia en la correspondencia mantenida por el mismo Machado con sus coetáneos, Ortega, Unamuno, Juan Ramón Jiménez y resulta impensable tratar de establecer una comparación con la correspondencia amorosa de Pedro Salinas dirigida a Catherine Whitmore o de Martin Heidegger con Hanna Arendt.

Una de las grandes preguntas que quedan por resolver de esta historia, es porque ocultó Machado a Pilar de Valderrama con el enigmático nombre de Guiomar. ¿Se basaba en algún otro personaje literario o histórico? Son muchas las teorías y posibilidades: La propia Pilar concluyó que sólo era cuestión de encontrar un nombre «que tuviera las mismas sílabas que el mío y que sonara igual para poder usarlo en versos».
Machado había conocido a Pilar, en una visita que ella hizo a Segovia, donde él era profesor en un instituto. Los presentó un amigo común y desde ese momento Antonio quedó profundamente enamorado de ella; en apariencias nunca pasó nada, más allá de las miradas de arrobamiento, Pilar le había advertido que no podría corresponderle como él esperaba, debido a su estado civil. No obstante, comportándose como adolescentes se escribían románticas cartas con toda la sencillez y ternura, expresando todo lo que no se atrevían a decirse cara a cara. Él llegó al extremo de expresarle “tú eres, no dudes, el gran amor de mi vida”.

Machado viajaba de Segovia a Madrid para pasar cada fin de semana. Sólo se veían los viernes por la tarde a escondidas, en un café de Cuatro Caminos y a veces él paseaba al atardecer por el Parque del Oeste, sólo por verla un instante asomada al balcón de su casa.
A comienzos del noviembre de 1930, en un ambiente de efervescencia social que anticipaba el estallido de la guerra civil española (acontecimiento que terminaría separándolos definitivamente), Pilar, que acostumbraba escribir cartas cotidianamente a Antonio, le dedica un sugestivo y elocuente poema.

Testamento de un amor imposible (Fragmento)
Si yo me muero antes que tú, irás algún día
a esperarme en secreto allí, en nuestro rincón.
Me verás a tu lado como me ves ahora
y me leerás tus versos con temblorosa voz.
Si yo me muero antes, volverás una tarde
a buscarme en la fronda de aquel viejo jardín.
Te sentarás de nuevo sobre el banco de piedra,
junto a la fuente aquella que te hablará de mí.

Antonio Machado recibe esa correspondencia el lunes 10 de noviembre de 1930 y se emociona al leer los versos que contiene. Luego comenta:

“Lunes. Noche. Segovia. Llego a Segovia, vida mía, con la esperanza, la seguridad de una carta tuya. Me dicen que está aquí desde ayer. En ella encuentro tus versos maravillosos, que me han hecho llorar y que guardo sobre mi corazón. La última estrofa, sobre todo, sólo se escribe con el alma cuando se es grande poeta, como tú, diosa mía lo eres. Si no está anticuado… Es verdad, Leopardi, Heine, y nuestros florentinos son anticuallas; pero con ellos vas en buena compañía-
¡Gracias, diosa de mi alma! Pero ¡cuidado! Que eso a que la poesía alude, no puede ser. No. Por ese camino iré yo antes que tú. Así debe ser, diosa mía. ¿No eres tú la gloria y la luz de este mundo? ¿Qué sería de él sin ti?
Las diosas son inmortales, en todos sentidos. ¿Sabes?…”

Buscar en la obra literaria de Pilar versos en los que se haya referido a Machado, es un esfuerzo en vano, pues su amor secreto era tan evidente en las palabras, que hubiera convertido cualquier texto en algo impublicable.
Antonio le escribió, de acuerdo a estimaciones, más de 200 cartas, muchas acabaron perdidas o destruidas.

En las memorias póstumas de Pilar se lee: “Escogí al azar las que estaban encima, sin releerlas siquiera por la premura del tiempo. Sólo retuve un puñado, unas cuarenta, que le llevé a mi amiga María para que las guardara en su casa, y las demás, casi doscientas, las quemé en la chimenea que tenía en mi salón.”

Las cartas escogidas por Pilar de Valderrama para su publicación en las memorias, respondían a sus propios intereses, en algunos casos fueron alteradas o manipuladas, también según su conveniencia, por pudor, para ocultar escenarios, palabras o para disimular determinadas situaciones o ideas del escritor. Algo comprensible, dada su situación personal de mujer católica y casada, cuyos amores con el poeta resultarían, en la España inflexible y de rígida moral de entonces, todo un aciago motivo de deshonra.
Pilar ofreció al respecto una serie de razones justificativas, algunas poco creíbles. Pero sin dudas, la pérdida sería irrecuperable y afectaría la verdad histórica de la literatura.
Las cartas que Pilar enviaba a Antonio Machado llegaban a su destinatario a través de sus amigas intermediarias: Hortensia Peinador, María Estremera y Marta Valdés. No hay indicios certeros de que se haya conservado alguna. Cuando en el mes de noviembre de 1936 el poeta tuvo que marchar con su madre y su hermano hacia Valencia, no llevaba las cartas consigo, si es que existían todavía para esa fecha.
La estrecha conexión de toda esta historia epistolar del poeta y su musa, es para todos los críticos y estudiosos de su obra, obvia, para cualquier lector avezado también.

Para conocer más:
Guiomar es un nombre predominantemente femenino que significa “famosa en el combate”. Aunque también existe quien defiende el significado de “mujer ilustre”, en función de cómo se interprete el nombre etimológicamente.
Nieves Herrero, es una periodista madrileña graduada en la Universidad Complutense, abogada por la Universidad Europea y máster en Criminología por la Universidad Camilo José Cela. Autora del libro “Esos días azules”.
Pilar de Valderrama falleció en Madrid el 15 de octubre de 1979.

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Poema Venus – Rubén Darío

Reseña literaria de la obra Venus, del poeta Rubén Darío

Poema Venus - Rubén Darío

Venus es un soneto escrito por el autor nicaragüense Félix Rubén García Sarmiento, mejor conocido como Rubén Darío, y publicado dentro de su obra más aclamada titulada Azul (segunda edición), que corresponde a sus inicios dentro del modernismo.

En sus estrofas se trabaja la incertidumbre del amor como muy pocos han podido hacerlo, en donde las distancias y las diferencias entre los amantes hacen que su amor parezca imposible. La nostalgia del poeta se hace un lado, por unos instantes, cuando enfoca su metáfora hacia una estrella en el cielo, para luego retomar la tristeza al aceptar que en su lejanía, su piel no podía tocar.

Poema Venus – Rubén Darío

En la tranquila noche, mis nostalgias amargas sufría.
En busca de quietud bajé al fresco y callado jardín.
En el obscuro cielo Venus bella temblando lucía,
como incrustado en ébano un dorado y divino jazmín.

A mi alma enamorada, una reina oriental parecía,
que esperaba a su amante bajo el techo de su camarín,
o que, llevada en hombros, la profunda extensión recorría,
triunfante y luminosa, recostada sobre un palanquín.

«¡Oh, reina rubia! -díjele, mi alma quiere dejar su crisálida
y volar hacia a ti, y tus labios de fuego besar;
y flotar en el nimbo que derrama en tu frente luz pálida,

y en siderales éxtasis no dejarte un momento de amar».
El aire de la noche refrescaba la atmósfera cálida.
Venus, desde el abismo, me miraba con triste mirar.

En este hermoso poema, Rubén Darío transcurre sus estrofas jugando con los contrastes, entre los deseos y la hermosura de su amada, y la profundidad de la noche, mientras centra el tema del amor imposible.

Podemos notar la influencia del modernismo no sólo en los términos utilizados sino también en la elección de Venus como título del poema, como diosa del amor y la belleza. La métrica, la musicalidad, el uso de abundantes adjetivos en relación a la mitología, contribuyen a situar esta gran obra en ese término.

Más allá de cualquier tipo de análisis literario, Venus constituye una obra de arte a los sentidos, permitiendo que cualquier lector pueda apreciarla como tal.

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Dos Patrias – José Martí

Reseña literaria del poema Dos Patrias del escritor cubano José Martí

Como hemos discutido en alguna otra nota referente al gran escritor José Martí (ver artículo: Apóstol de la independencia de Cuba), luego de su activa participación en actividades revolucionarias de aquél país en el año 1869, debió exiliarse a España, donde pudo continuar con sus estudios. Comprender esta parte de su vida es fundamental para extraer vida de sus palabras en el poema Dos Patrias.

La obra fue escrita por el autor mientras se encontraba en Nueva York, como parte de su trabajo de «Versos Libres» en un momento en el que su desarrollo como poeta se encontraba en plena evolución, mientras que su alma vivía el auge de su esplendor revolucionario.

Dos Patrias - José Martí

Existen dos grandes ideas que encierran el poema, por un lado la noche, por el otro Cuba, y ambas serían un elemento crucial en cuanto a toda la obra del autor y se repetirían a lo largo de su carrera. Puede llegar a apreciarse este sentimiento, por ejemplo, en la frase «vacío en donde estaba el corazón», en la que Martí siente el haber dejado Cuba como una gran pérdida, y al recordar con añoranza su lucha, no puede sino sumirse en melancolía por aquella pérdida.

José Martí se une así a una larga lista de escritores de distintas nacionalidades como Antonio Machado, María Teresa de León, entre muchos otros que, por sus ideas y por defensa de estas, debieron partir de su hogar para vivir en una tierra lejana que los recibiera.

Poema Dos Patrias – José Martí

Dos patrias tengo yo: Cuba y la noche.
¿O son una las dos? No bien retira
su majestad el sol, con largos velos
y un clavel en la mano, silenciosa
Cuba cual viuda triste me aparece.
¡Yo sé cuál es ese clavel sangriento
que en la mano le tiembla! Está vacío
mi pecho, destrozado está y vacío
en donde estaba el corazón. Ya es hora
de empezar a morir. La noche es buena
para decir adiós. La luz estorba
y la palabra humana. El universo
habla mejor que el hombre.
Cual bandera
que invita a batallar, la llama roja
de la vela flamea. Las ventanas
abro, ya estrecho en mí. Muda, rompiendo
las hojas del clavel, como una nube
que enturbia el cielo, Cuba, viuda, pasa…

Análisis de su estructura

Dos patrias es un poema que no cuenta con estrofas, que se encuentra escrito en versos endecasílabos. No cuenta con una rima de manera constante pero si, intercaladas, existen rimas asonantes.

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Los sepulcros – Ugo Foscolo

Reseña literaria de Los sepulcros, poema de Ugo Foscolo, obra crucial sobre la muerte, el recuerdo y el exilio

Ugo Foscolo (Niccolò Hugo Foscolo) fue un famoso poeta italiano, nacido en República veneciana en el mes de febrero de 1778 y fallecido en Londres en 1827. De entre sus obras más renombradas podemos encontrar Los sepulcros (Dei Sepolcri en italiano), un profundo texto que hace referencia a las tumbas en el exilio, y a que, el visitar estos sitios de descanso eterno promueven el recuerdo, y el seguir viviendo en el corazón.

«¿Del ciprés a la sombra, en rica urna
bañada por el llanto, es menos duro
el sueño de la muerte? Cuando yazga
Yo de la tumba en el helado seno,
y no contemple más del sol la lumbre..»

Con estas hermosas palabras inicia Los sepulcros de Ugo Foscolo, obra de gran reconocimiento, creada en 1806 y pu­blicado en 1807 en Brescia, estructurada como ende­casílabos libres. Un poema muy recordado no sólo por su forma de tratar la vida y la muerte, sino por el momento en el que fue escrito y la importancia que recibió por su visión política y cívica.

Según se sabe, fue escrito a principios de 1800, muy poco después que Napoleón promulgara un decreto (1804) por el que los cementerios debían ser ubicados fuera de los muros, y todas las tumbas debían de ser uniformes. Si bien se sabe que Foscolo compartía una ideología con Napoleón, su obra contrapone a «Los cementerios» de Ippolito Pindemonte, ambas publicadas en 1807 y pilares de la palabra en cuanto a la simbología de la muerte.

Según cuenta la historia, Los sepulcros surgió luego de que Foscolo mantuviera una discusión con Pindemonte sobre la disposición napoleónica de Saint-Cloud (el edicto de los cementerios).

En este poema el autor intenta describir la charla con su amigo Pindemonte en la que este defendía el culto por los muertos y la memoria de estos, y, si bien Foscolo considera superficial y vana la adoración a una tumba ya que no representa sino una fracción de la importancia de una vida, y está destinada a desaparecer en el polvo, pronto reconoce que no todo es malo en aquel sentimiento y en la vida que surge junto a la tumba, y en la memoria ve algo de gran importancia.

«¿bastará a consolarme yerto mármol
que mis huesos distinga entre infinitos
que en la tierra y el mar siembra la Muerte?»

Así esta obra se une a otras grandes producciones que a lo largo de la historia han sabido retratar la muerte, como puede serlo «A alguien en el paraíso» de Edgar Allan Poe, si bien este poema se centra más en la simbología de los sitios de descanso eterno.

Al leerlo no podemos evitar llenarnos de melancolía al imaginar aquellas tumbas que, deterioradas por el inclemente paso del tiempo, y olvidadas ante la desaparición de los seres queridos de aquél difunto, sólo esperan convertirse en polvo, y ser uno con la inmensidad del cosmos.

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Los heraldos negros – Poema y libro de César Vallejo

Reseña literaria del poema Los heraldos negros, y del libró homónimo que compone, escrito por el inolvidable Cesar Vallejo

Los heraldos negros

Los heraldos negros es el título de un poemario creado por el escritor de origen peruano César Vallejo, alrededor de 1918 (1915-1918) y cuyo primer poema es una obra homónima considerada como una de sus escritos más destacados. El libro fue publicado en el año 1919 y constituye la primera obra del autor.

Los heraldos negros es una obra que recibe influencias del denominado modernismo, que predominaba en los inicios del siglo pasado y en dónde podíamos encontrar grandes exponentes de la literatura como el aclamado Rubén Darío. El poema que da nombre al libro fue escrito en el año 1917 cuando el autor tenía alrededor de 25 años.

Poema Los heraldos negros – César Vallejo

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!
Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos,
la resaca de todo lo sufrido
se empozara en el alma… ¡Yo no sé!

Son pocos; pero son… Abren zanjas oscuras
en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte.
Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas;
o los heraldos negros que nos manda la Muerte.

Son las caídas hondas de los Cristos del alma
de alguna fe adorable que el Destino blasfema.
Esos golpes sangrientos son las crepitaciones
de algún pan que en la puerta del horno se nos quema.

Y el hombre… Pobre… ¡pobre! Vuelve los ojos, como
cuando por sobre el hombro nos llama una palmada;
vuelve los ojos locos, y todo lo vivido
se empoza, como charco de culpa, en la mirada.

Hay golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!

Breve análisis y valoración

Este poema corresponde a uno de los más conocidos del autor, y más aclamados por el público lector, encontrándose entre las grandes obras de latinoamérica. Es una obra que intenta representar el dolor de una persona cuando va más allá de lo tolerable, y desnuda el alma de quien se encuentra sufriendo.

Los heraldos negros es un poema de tipo lírico donde aparecen muestras del romanticismo y la influencia del modernismo. El tipo de verso utilizado es el alejandrino con catorce sílabas y se alternan rimas e interrupciones en el ritmo. El autor introduce, además, frases cotidianas en la obra, y palabras que no deslumbran por su belleza poética, como diferenciando su escrito.

El poema esta escrito en primera persona, expresado en la frase «¡Yo no sé!» y deja percibir con cierta subjetividad lo insignificantes que somos, ante el dolor, ante el paso del tiempo, con nuestra fragilidad ante la vejez y la muerte.

Para saber más del poemario

Los heraldos negros es una obra que se imprimió en la Penitenciaría de Lima. Si bien estaba planificada para el año 1918, por problemas de edición y cuestiones relacionadas con su prólogo (que debía escribir Valdelomar), demoró un año hasta ver la luz. Fue percibido por el ambiente literario como un gran libro, y una señal de un gran poeta que asomaba en el horizonte.

El poemario está compuesto por 69 poemas, de los que resaltan el primero (de título homónimo) que da apertura a la obra y hace referencia a la nota, y un poema llamado Ausente (que fue publicado en 1917 en una revista llamada Mundo Limeño).

Presenta una estructura dividida en Plafones ágiles que cuenta con once poemas, Buzos, de cuatro poemas, De la tierra compuesta por diez poemas, Nostalgias imperiales, de trece poemas, Truenos, de veinticinco poemas, y Canciones de hogar, compuesta por cinco poemas.

Si estás interesado en sumar esta espléndida obra a tu biblioteca personal, profundizando en la obra del autor, o quizás conocer otros de sus trabajos, dejo a continuación un link de interés.

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Diario de un poeta recién Casado – Juan Ramón Jiménez

Reseña literaria de Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez,

Diario de un poeta recién casado de Juan Ramón Jiménez

Diario de un poeta recién casado es un libro de poemas que fue escrito por el inolvidable Juan Ramón Jiménez en el año 1916, coincidente con un viaje que el autor realizó hacia los Estados Unidos, en un momento en el que transitaba un estado de frustración.

El poemario del ganador del Premio Nobel de Literatura hace referencia a sus nupcias con una mujer llamada Zenobia Camprubí, y no sólo comprende esa sección de su vida sino el inicio de una nueva, donde sus dotes de poeta cambiarían radicalmente para evolucionar hacia el ritmo y lo esencial.

En el mundo literario, los viajes de los autores (sobre todo los poetas) han sido relacionados muchas veces con diarios y escritos, posiblemente por la posibilidad de reflexión que aportan. Un ejemplo de esto podría ser Impresiones y paisajes, de Federico García Lorca, publicado en 1918. Juan Ramón Jiménez no escapa a esta regla y lo demuestra en Diario de un poeta recién casado, donde no sólo desnuda su alma ante la situación que vivía, sino aprovecha la ocasión para mutar su estilo de escritura.

Juan Ramón Jiménez partió el 29 de enero de 1916 desde Cádiz (España) hacia Nueva York, donde debía desarrollarse la boda a principios de marzo, en una hermosa iglesia llamada St. Stephen. El libro relata toda la travesía, desde su partida hasta su regreso.

Con esta hermosa obra se abrieron las puertas, en una época en la que predominaba lo estructurado, al verso libre, y Jiménez supo valorarlo considerando al libro como uno de sus preferidos. Él solía llamar la atención de que Diario de un poeta recién casado versaba sobre lugares fascinantes y personas increíbles que eran muy distintas a las que había retratado en poemas anteriores.

«El día de ayer no es sino sueño y el de mañana es sólo una visión».

Diario de un poeta recién casado se encuentra dividido en segmentos en donde los pilares esenciales son el amor, el cielo y el mar, y de ellos surge la magia de Jiménez.

«Hacia el mar» compone su travesía desde Sevilla hacia Moguer con una serie de poemas que escribió al pasar por cada ciudad, cada pueblo, cada paisaje. El segundo segmento se titula «Amor en el mar» y relata sus sensaciones mientras atravesaba el océano hacia su destino. El tercer segmento se titula «América del este» y resulta de un complejo relato de sus experiencias en la nueva tierra, con poemas que versan con infinidad de temas relacionados. El cuarto segmento se titula «Mar de retorno» y sus palabras versan de su regreso a España. Ya en su tierra creará un último segmento titulado «Recuerdos de América del este escritos en España», y es considerado por muchos el más profundo de todos.

Esta increíble obra retrató el inicio de su vida de casado con Zenobia, un amor que duró para siempre, así como las hermosas palabras que retrataron cada tramo del viaje de su encuentro.

Si están interesados en sumar esta obra a sus bibliotecas y profundizar en su contenido, deslumbrándose por las palabras de Juan Ramón Jiménez, dejo a continuación un link donde pueden adquirirlo.

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La Infancia – José Asunción Silva

Reseña literaria del poema La infancia, de José Asunción Silva, y breve semblanza a su nombre

La infancia - José Asunción Silva

Con tierna melancolía y palabras simples, el poeta colombiano José Asunción Silva describió en un bello poema llamado La infancia, la etapa más significativa y añorada de la vida.

«Esos recuerdos con olor de helecho son el idilio de la edad primera».

Esa niñez que, aún lejana en el tiempo, nunca abandona el último rincón del corazón que sirve de morada a los sueños. Esa niñez de los juegos inventados cada día, de las emociones desbordadas, del entusiasmo sin límites, de los descubrimientos y la aventura de conocer las primeras nuevas amistades, de escuchar fascinados los cuentos que narraban los abuelos. Esa niñez, cuando todavía era fácil convertirse en héroe de fantasía gracias a los personajes mágicos de tantos libros deslumbrantes y también vivir a pleno las navidades blancas y puras, a la espera del más bello juguete jamás imaginado.

La Infancia – josé Asunción Silva

Con el recuerdo vago de las cosas
que embellecen el tiempo y la distancia,
retornan a las almas cariñosas,
cual bandadas de blancas mariposas,
los plácidos recuerdos de la infancia.

¡Caperucita, Barba Azul, pequeños
liliputienses, Gulliver gigante
que flotáis en las brumas de los sueños,
aquí tended las alas,
que yo con alegría
llamaré para haceros compañía
al ratoncito Pérez y a Urdimalas!

¡Edad feliz! Seguir con vivos ojos
donde la idea brilla,
de la maestra la cansada mano,
sobre los grandes caracteres rojos
de la rota cartilla,
donde el esbozo de un bosquejo vago,
fruto de instantes de infantil despecho,
las separadas letras juntas puso
bajo la sombra de impasible techo.

En alas de la brisa
del luminoso Agosto, blanca, inquieta
a la región de las errantes nubes
hacer que se levante la cometa
en húmeda mañana;
con el vestido nuevo hecho jirones,
en las ramas gomosas del cerezo
el nido sorprender de copetones;
escuchar de la abuela
las sencillas historias peregrinas;
perseguir las errantes golondrinas,
abandonar la escuela
y organizar horrísona batalla
en donde hacen las piedras de metralla
y el ajado pañuelo de bandera;
componer el pesebre
de los silos del monte levantados;
tras el largo paseo bullicioso
traer la grama leve,
los corales, el musgo codiciado,
y en extraños paisajes peregrinos
y perspectivas nunca imaginadas,
hacer de áureas arenas los caminos
y del talco brillante las cascadas.

Los Reyes colocar en la colina
y colgada del techo
la estrella que sus pasos encamina,
y en el portal el Niño-Dios riente
sobre el mullido lecho
de musgo gris y verdecino helecho.

¡Alma blanca, mejillas sonrosadas,
cutis de níveo armiño,
cabellera de oro,
ojos vivos de plácidas miradas,
cuán bello hacéis al inocente niño!…

Infancia, valle ameno,
de calma y de frescura bendecida
donde es suave el rayo
del sol que abrasa el resto de la vida.
¡Cómo es de santa tu inocencia pura,
cómo tus breves dichas transitorias,
cómo es de dulce en horas de amargura
dirigir al pasado la mirada
y evocar tus memorias!

Nota: Breve referencia en el poema a la novela clásica Los viajes de Gulliver.

Ya hemos dedicado algunas palabras a la niñez en el blog, rememorando bellos poemas por ejemplo en el artículo Recuerdos de infancia, pero la forma de expresarse de este autor lo ha hecho merecedor de una mención particular debido a sus hermosas palabras. Para conocer más sobre el autor, y sobre su vida y obra los invito a continuar leyendo.

Breve Biografía de José Asunción Silva

En la vieja Bogotá de finales del siglo XIX, el 27 de noviembre de 1865 nacía el inspirado poeta colombiano José Asunción Silva, hijo del matrimonio formado por Ricardo Silva Frade y Vicenta Gómez Diago. Desde temprana edad mostró sensibilidad artística y aptitud para las letras, siendo en su adolescencia un asiduo asistente a las tertulias literarias que organizaba su padre. En su hermana Elvira encontró una gran amiga y confidente que siempre lo acompañó.

Silva cursó estudios en el Colegio de San José y en Liceo de la Infancia, pero en 1878 los abandonó obligado por la necesidad de ayudar en la administración del almacén familiar. Al mismo tiempo continuó escribiendo poesía.

En enero de 1895 el vapor Amerique en el que viajaba regresando desde Caracas (donde se desempeñaba como secretario de la legación colombiana) a Bogotá, naufraga en el mar Caribe y allí pierde gran parte de los manuscritos que eran el trabajo literario de toda su vida. Posteriormente, la  ruina económica del negocio de familia que era su sostén, lo llevó a la pobreza y afectó severamente su salud emocional.

En la mañana del 24 de mayo de 1896, José Asunción Silva fue encontrado muerto en la cama de su habitación; la noche anterior se había dado un tiro en el corazón con un revólver Smith & Wesson, tenía sólo 30 años. Un halo de misterio envolvió las razones y circunstancias del suicidio y se comentaba que el libro «El Triunfo de la muerte» de Gabriele D’Annunzio, fue encontrado en la cabecera de su lecho.

También cuenta la leyenda que antes de su muerte, pidió a su médico personal que le indicara la ubicación exacta de su corazón. El drama que lo llevó a la muerte, había sido anticipado en una de sus citas cuando expresó: «El problema de la muerte no tiene solución. Tampoco la tiene el problema de la vida».

Sus restos fueron sepultados en el Cementerio Central de Bogotá.

Para saber más

José Asunción Salustiano Facundo Silva Gómez, (nombre completo que consta en su biografía), fue uno de los conspicuos precursores del modernismo en la literatura latinoamericana, su labor aportó a la renovación del idioma castellano, con nuevas formas de lenguaje, expresión y contenido filosófico.

En 1875, a los 10 años, José Silva escribió ésta, su primera poesía:

Primera Comunión – José Asunción Silva

Todo en esos momentos respiraba
una pureza mística;
las luces matinales que alumbraban
la ignorada capilla,
los cantos religiosos que, pausados,
hasta el cielo subían
el aroma suave del incienso
al perderse en espiras
las voces interiores de otro mundo
sonoras y tranquilas,
los dulces niños colocados de rodillas
junto al altar.
y hasta los viejos santos en los lienzos
de oscura vaga tinta
bajo el polvo de siglos que los cubre
mudos sonreían.

Obras destacadas de José Asunción Silva

«El libro de versos», «De sobremesa» (novela), «Gotas amargas» (en ediciones póstumas), «Nocturno» fue su poema más famoso.

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Sobre los ángeles – Rafael Alberti

Reseña literaria del libro Sobre los ángeles, escrito por Rafael Alberti hace 90 años

Sobre los ángeles de Rafael Alberti

Sobre los ángeles de Rafael Alberti es un poemario escrito por el autor a finales de 1920 (1928 aprox.) y que fue publicado en el año 1929. Es un libro que refleja la situación de crisis espiritual que atravesaba Alberti en esa época, dando un giro a la estructura que mantenía el autor en sus trabajos anteriores.

En Sobre los ángeles, Rafael Alberti realiza un acercamiento al surrealismo y al verso libre, dejando de lado la métrica estructurada que lo había acompañado en el pasado.

La profunda crisis existencial vivenciada por él logra salir a través de su pluma, encontrando la expresión en las palabras del poeta, reflejando una profunda conmoción que lo perturbaba. A pesar de este sentimiento un tanto pesimista, y de falta de confianza en sí mismo, es considerada por muchos como la obra maestra de Rafael Alberti.

«Y el mar fue y le dio un nombre
y un apellido el viento
y las nubes un cuerpo
y un alma el fuego.»
Fragmento de El ángel, ángel – Rafael Alberti

Un análisis objetivo en torno a la poesía europea del siglo pasado, deja claro el centro del poemario en una crisis existencial y una preocupación en la profundidad de su alma. No existe en el libro lo bueno o lo malo, el placer y el disgusto sino la simple existencia.

Supo decir Azorín sobre esta obra: «Con este libro Alberti ha llegado a las más altas cumbres de la poesía lírica».

Sobre los ángeles de Rafael Alberti es considerada una de las obras más importantes del surrealismo español , y reconocida como una de las más importantes del trabajo del autor. Existe en la obra una cierta dificultad para encontrar algún significado de tipo poético en palabras cuya fuerza radica en su esencia, simple y escueta.

El autor tomó por sorpresa, de alguna manera, al público lector al romper con esta obra todos sus esquemas previos, dando paso a la angustia, a la preocupación, en donde ángeles danzaban entre sus palabras. El éxito de esta obra quizás pueda explicar por qué, su otro trabajo titulado Cal y canto (publicado muy poco tiempo atrás), fuera superado y olvidado rápidamente.

Si quieres obtener esta obra para tu biblioteca personal, y poder disfrutar los poemas de Alberti, dejo a continuación un link donde podrías adquirir el libro en diferentes formatos.

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Romance del perfecto amor – Leopoldo Lugones

Reseña literaria del poema Romance del perfecto amor, escrita por Leopoldo Lugones

Romance del perfecto amor

Romance del perfecto amor es poema creado por el escritor argentino Leopoldo Lugones, nacido el 13 de junio de 1874 en Córdoba y fallecido el 18 de febrero de 1938 en Buenos Aires.

Lugones fue, junto al emblemático escritor Rubén Darío, un referente de lo que podría considerarse el modernismo hispanoamericano. Su ideología conflictiva se mantuvo muy alejada de capacidad literaria, siendo considerado un poeta extraordinario.

Romance del perfecto amor es un poema que se encuentra dentro de un «Romancero» que fue publicado en el año 1924, en donde Leopoldo Lugones expresa en sus versos un amor apacible, calmado, en armonía con la naturaleza. La lírica de la obra destaca sobre las demás, mientras la armonía deja en claro la evolución de un poeta que ha madurado, y cuya obra alcanza la cima de su desarrollo.

Lugones fue además precursor del verso libre en la lengua hispánica, y, si abrimos el abanico de posibilidades, sus cuentos fueron los primeros que utilizaron la fantasía en la literatura argentina. Es considerado uno de los primeros escritores en embarcarse en los microrrelatos de la literatura latinoamericana.

Romance del perfecto amor – Leopoldo Lugones

Oye, Amada, la noche. Qué serena
la luna se levanta
sobre la mar y sobre tu hermosura.
La noche canta.

Oye, Amada, la fuente. En lo profundo
de la calma sonora,
con música más dulce que ese canto,
la fuente llora.

Oye, amada, el silencio. Qué reposo
de pasión, de congoja y de batalla.
Reina la perfección sobre los lirios.
La dicha calla.

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El rayo que no cesa – Miguel Hernández

Reseña literaria de la obra El rayo que no cesa de Miguel Hernández, uno de sus mejores trabajos en poesía

El rayo que no cesa

El rayo que no cesa de Miguel Hernández es un poemario que fue escrito por el autor, y publicado en el año 1936. Corresponde a una obra romántica dedicada, sobre todo, a una mujer llamada Maruja Mallo, si bien algunos estudiosos del autor sugieren que puede haber poemas para dos amores más (Josefina Manresa y María Cegarra). Es considerada, dentro del ámbito literario, una de las mejores obras de Hernández.

Dentro de su obra poética, este libro constituye su segundo trabajo, habiendo publicado en el año 1933 el libro Perito en lunas. Si bien es un libro de amor, la temática central es la no correspondencia de este, por lo que cuenta con un dramatismo especial. Contiene algunos poemas cuya temática se separa del resto, como podría serlo el poema Elegía a Ramón Sijé. Muchos consideran que este último poema fue agregado a la obra tras la temprana muerte de su amigo.

Cabe resaltar que en muchos poemas la mujer aparece de alguna manera idealizada y como motivo de la pasión o sufrimiento de Hernández, un modelo que solía utilizarse en los cancioneros de la edad media.

En El rayo que no cesa, Miguel Hernández logra deslumbrar con sus palabras, destacando en cada una de sus partes. El título ha sido interpretado como una referencia a la muerte que se mantiene pendiente del autor, y espera por este. Las influencias para este libro han sido atribuídas sobre todo a dos grandes autores. Por un lado a Garcilaso de la Vega, y por el otro a Francisco de Quevedo, sin olvidad a Góngora reflejado a través de las metáforas.

Composición de la obra El rayo que no cesa y valoración

La estructura contiene 30 poemas distribuidos en: Una parte de serventesios (Una estrofa conformada por cuatro versos de arte mayor, cuya rima se establece en el primero con el tercero y el segundo con el cuarto, mayormente en consonante). Además contiene 13 sonetos, una silva (es una estrofa o una métrica compuesta por versos de 11 y 7 sílabas de rima libre), otros 13 sonetos, una elegía y un soneto final, organizada de manera 1-13-1-13-1-1.

Es un libro cuya complejidad de lectura (ya sea por la incontable cantidad de metáforas y comparaciones) sólo se asemeja con su belleza. Cualquier lector podría sentirse deslumbrado ante la pluma y la perfección que Hernández ha alcanzado en este libro.

Para saber más: Maruja Mallo fue una pintora surrealista española, nacida en 1902 y fallecida en. Su nombre real era Ana María Gómez González y es considerada una artista dentro de la denominada generación del ´27. Una curiosidad es que sirvió de influencia para dos grandes obras poéticas del siglo XX, una fue El rayo que no cesa de Miguel Hernández, la otra se llamó Sobre los ángeles, y fue escrita por Rafael Alberti.

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