La ironía como recurso literario

En el mundo de la literatura, cada escritor, cada persona, utiliza herramientas que adornan sus escritos y les permiten expresar ideas. Hoy nos detendremos en la ironía como una de esas grandes aristas

La ironía como recurso literario

La ironía, ese recurso tan frecuentemente utilizado por los escritores al momento de redactar sus obras es, por definición, una figura retórica literaria, un modo de expresión donde las palabras elegidas se usan con intención para indicar un significado que no es precisamente el de la interpretación literal.

Es una forma elegante de expresar algo muy distinto, o incluso contradictorio con lo que se dice, se escribe o se quiere dar a entender, empleando un tono, gestos o palabras que sugieren la interpretación que debe hacerse.

Puede ser espontánea o intencionada, generada de manera accidental o de forma voluntaria por aquel que arma su mensaje.

El término proviene etimológicamente del griego «eirōneía» (disimulo, ignorancia fingida), que si bien no hace referencia directa a la ironía, sí se relaciona con la noción de hipocresía o decepción, elementos que toma la ironía y a partir de los cuales se construye.

En la lectura de innumerables obras selectas de la literatura universal, podemos encontrar profusos ejemplos de exquisita concepción que hacen uso de este eficiente recurso. En ese contexto, las observaciones de Mark Twain en sus escritos lo convirtieron en un maestro indiscutido, y para muchos insuperable, en el arte de la ironía: Veamos algunas de sus citas célebres:

«Cuando yo tenía catorce años, mi padre era tan ignorante que no podía soportarle. Pero cuando cumplí los veintiuno, me parecía increíble lo mucho que mi padre había aprendido en siete años.»

«Tenemos el mejor gobierno que el dinero puede comprar.»

«Hay muy buenas protecciones contra la tentación, pero la más segura es la cobardía.»

«Suelen hacer falta tres semanas para preparar un discurso improvisado.»

«El arte de vivir consiste en conseguir que hasta los sepultureros lamenten tu muerte.»

«Todo lo que necesitas en esta vida es ignorancia y confianza en ti mismo, así tendrás el éxito asegurado.»

«La buena educación consiste en esconder lo bueno que pensamos de nosotros y lo malo que pensamos de los demás.»

«Cuando era más joven podía recordar todo, hubiera sucedido o no.»

«El paraíso lo prefiero por el clima; el infierno por la compañía.»

De otro autor de geniales frases irónicas, Oscar Wilde, podemos recordar:

«Discúlpeme, no le había reconocido: he cambiado mucho.»

«No hay nada como el amor de una mujer casada. Es una cosa de la que ningún marido tiene la menor idea.»

“Amarse a sí mismo, es el comienzo de una aventura que dura toda la vida.”

«Como no fue genial no tuvo enemigos.»

“El trabajo es el refugio de los que no tienen nada que hacer.”

“La experiencia no tiene valor ético alguno, es simplemente el nombre que damos a nuestros errores.”

«No soy tan joven para saberlo todo.»

“La sociedad perdona a veces al criminal, pero no perdona nunca al soñador.”

“La única diferencia que existe entre un capricho y una pasión eterna, es que el capricho es más duradero.”

“Que hablen de uno es espantoso. Pero hay algo peor: que no hablen.”

De Charles Dickens leemos:

«Hay libros de los cuales la parte de atrás y las cubiertas son, de lejos, las mejores partes.»

«Hay hombres que parecen tener sólo una idea y es una lástima que sea equivocada.»

«Le gustaba la oscuridad por lo barata que salía.»

«La caridad comienza en mi casa y la justicia en la puerta siguiente.»

De Enrique Jardiel Poncela:

«Todos los que no tienen nada que decir hablan a gritos.»

De Ashleigh Brillian:

«A veces necesito lo que solamente tú me puedes dar: tu ausencia.»

De Bertolt Brecht:

«Todo hombre debe tener por lo menos dos vicios, uno solo es demasiado.»

Eruditos del lenguaje y filólogos clasifican la ironía en diferentes tipos:

Antífrasis: dar irónicamente un nombre a una persona o cosa, con una expresión que indique cualidades contrarias a las que se quieren describir. («Qué actitud tan amable» decimos a veces a una persona que nos trata con descortesía).

Asteísmo: formular una alabanza fingiendo una aparente censura o desaprobación para alabar con más sutileza. (Decir a un viajero: “A usted le falta mundo”).

Carientismo: utilizar expresiones en apariencia serias y verdaderas para burlarse: («Deslumbra tu elegancia y distinción», dirigiéndonos a una persona notoriamente mal vestida.)

Clenasmo: atribuir a alguien las buenas cualidades que nos convienen y a nosotros, sus malas cualidades: («Admiro su estilo de bailar y no creo tener condiciones para competir con usted“, expresión dirigida por un experto bailarín a un mediocre principiante, cuando en realidad es al revés.)

Diasirmo: figura retórica que pondera en el discurso una apreciación despectiva o ridícula para humillar la vanidad del otro, avergonzándolo (¿Qué otra cosa podríamos esperar de él si su ignorancia es enciclopédica?)

Mímesis: Imitación que hace una persona de los gestos, movimientos, manera de hablar o de actuar buscando ridiculizar a otra. («es conveniente dar buen ejemplo a los niños porque actúan por mímesis»)

Sarcasmo: La ironía suele confundirse con el sarcasmo, aunque el sarcasmo es una forma más evidente y agresiva y por lo general se utiliza de modo insultante respecto de una persona o situación particular. («¡Tienes un coeficiente intelectual envidiable. Eres un genio!». Se le dice a alguien cuando verdaderamente se quiere dar a entender que es mediocre)

Finalmente, debemos mencionar la ironía dramática. Ésta es quizás la más compleja e inusual, ya que es la única que aparece principalmente en la literatura. Se trata de una forma de ironía donde aquel que lee o presencia una obra literaria, conoce datos sobre los personajes que ellos mismos desconocen; como sucede por ejemplo en el caso de Edipo: el lector está enterado que es él quien asesina a su propio padre, pero ninguno de los personajes (ni siquiera Edipo) lo sabe.

Cabe destacar que, desde tiempos remotos, la ironía ha servido para desvirtuar distintos escenarios de la historia, criticando y denunciando a través de la literatura los males que aquejaron sucesivamente a la sociedad toda en su camino evolutivo. Como ejemplo de ello podríamos mencionar El Lazarillo de Tormes, una obra anónima impregnada de voces irónicas que develan la situación en España en un determinado período histórico. También El Poema de Mío Cid, El Quijote y La Celestina son libros en cuyas páginas abundan los comentarios y frases que utilizan esta figura retórica de una forma u otra.

Musa irresistible para el escritor de todos los tiempos, permite decir lo que no se puede decir porque dice lo que no dice. Y este juego de palabras le otorga carácter paradójico y la transforma en una figura especialmente atractiva que reviste de prestigio a quien la utiliza.

Además, la ironía goza social, cultural y literariamente de excelente aceptación, porque pareciera adornar con brillo intelectual, sabiduría escéptica, delicadeza de espíritu y comprensión tolerante, todo aquello que se expresa o escribe; consecuentemente ha devenido en una premisa intelectual que la sacraliza al mismo tiempo que la hace discutible: «toda existencia inteligente debe ser irónica». Los detractores, por supuesto, no concuerdan con esta controversial interpretación.

En conclusión, la ironía consiste en jugar con las palabras de tal manera que el significado implícito de la oración, difiera de la significación literal de las palabras utilizadas y, subrepticiamente disimulado, el significado real se manifieste no por las palabras mismas, sino por la situación y el contexto en el que se encuentren.

«La ironía es una tristeza que no puede llorar y sonríe»
Jacinto Benavente

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Lipograma – Curiosidades del idioma III

En nuestra sección del buen uso del idioma los invitamos a descubrir el Lipograma

LipogramaLa palabra lipograma proviene etimológicamente del griego lipogramma y significa “Texto en el que voluntaria y sistemáticamente se evita el uso de alguna letra (o varias) del alfabeto”. Sus componentes léxicos son: lipein (dejar, abandonar) y gramma (letra).

Si resulta sumamente complejo construir una frase prescindiendo de alguna vocal por ejemplo; imaginar la elaboración de un cuento, un poema o todo un libro siguiendo esa premisa, deriva en una tarea titánica que parece imposible de concretar.

El grado de dificultad de este artificio lingüístico, es directamente proporcional a la extensión del texto escrito y a la frecuencia de aparición de la letra omitida en el idioma utilizado (en español la «e» es la letra más utilizada, seguida por la «a»).

Sin embargo hay escritores que con un inusual despliegue de talento, ingenio y creatividad, han logrado composiciones de textos que resultan proezas de ejercicio intelectual y verdaderas rarezas literarias.

Uno de ellos fue Enrique Jardiel Poncela, destacado escritor y dramaturgo español nacido en Madrid el 15 de octubre de 1901 y fallecido en la misma ciudad el 18 de febrero de 1952. Considerado uno de los máximos representantes del teatro de lo absurdo; utilizó este recurso como forma de satirizar a una sociedad que el autor también consideraba absurda.

Profundamente descreído, irónico y pesimista, Jardiel Poncela fue un sagaz observador de lo humano, aspecto que se reflejó en sus obras como en un espejo deformante: puede causar hilaridad, pero no deja de mostrar aquello que existe. Su obra inició la renovación de la comedia y de la narración humorística.

Compartimos un cuento breve de Enrique Jardiel Poncela, que tiene el mérito de estar escrito en forma de lipograma, evitando en toda su extensión usar la letra «e».

«Un marido sin vocación»

Un otoño —muchos años atrás— cuando más olían las rosas y mayor sombra daban las acacias, un microbio muy conocido atacó, rudo y voraz, a Ramón Camomila: la furia matrimonial.

—¡Hay un matrimonio próximo, pollos! —advirtió como saludo a su amigo Manolo Romagoso cuando subían juntos al Casino y toparon con los camaradas más íntimos.

—¿Un matrimonio?

—Un matrimonio, sí —corroboró Ramón.

—¿Tuyo?

—Mío.

—¿Con una muchacha?

—¡Claro! ¿Iba a anunciar mi boda con un cazador furtivo?

—¿Y cuándo ocurrirá la cosa?

—Lo ignoro.

—¿Cómo?

—No conozco aún a la novia. Ahora voy a buscarla.

Y Ramón Camomila salió como una bala a buscar novia por la ciudad.

A las dos horas conoció a Silvia, una chica algo rubia, algo baja, algo gorda, algo sosa, algo rica y algo idiota; hija única y suscriptora contumaz a La moda y la Casa (publicación para muchachas sin novio).

Y al año, todos los amigos fuimos a la boda. ¡La boda! ¡Bah!… Una boda como todas las bodas: galas blancas, azahar por todos lados, alfombras, música sacra, bimbas, sonrisas, codazos, almohadón para hincar las rodillas los novios y para hincar las rodillas los padrinos; lunch, sandwichs duros como un fiscal.

Al onzavo sandwich hubo una fuga súbita por la sacristía y un auto pasó raudo, y unos gritos brotaron:

—¡Adiós! ¡Adiós! ¡Vivan los novios! ¡Vivaaan!

Y los amigos cogimos otro sandwich —dozavo— y otra copita.

Y allí acabó la cosa.

Mas, para Ramón Camomila, la cosa no había acabado allí.

Al contrario: allí daba principio.

Y al subir con su novia al auto fugitivo, vio claro, vio clarísimo: ni amaba a Silvia, ni notaba inclinación ninguna al matrimonio, ni sintió su alma con la vocación más mínima por construir un hogar dichoso.

—¡Soy un idiota! —murmuró Ramón—. No valgo para marido, y lo noto cuando ya soy ciudadano casado.

Y corroboró rabioso:

—¡Soy un idiota!

Silvia, arrinconada junto a Ramón, bajaba los ojos con rubor, y al bajar los ojos subía dos mil grados la rabia masculina.

—¡Dios mío! —gruñía Ramón mirándola—. ¡Casado! ¡Casado con una niña insulsa como unas natillas!… No hay ya salvación para mí…, ¡no la hay!

Incapaz para dominar su irritación, dirigió unas palabras durísimas a Silvia.

—¡Prohibido fingir rubor y mirar a la alfombra! —gritó.

Y Ramón añadió para su sayo, alumbrado por una brusca solución:

—Voy a lograr su odio. Voy a obligarla a suplicar un divorcio rápido. Poco valgo si no logro inspirarla asco con cuatro o cinco burradas a cual más disparatada.

Y tal solución tranquilizó mucho a su alma.

Por lo pronto, al subir a la fotografía (visita clásica tras una boda), Ramón hizo la burrada inicial.

Un fotógrafo modoso y finísimo abordó a Ramón y a Silvia.

—Grupo nupcial, ¿no? —indagó.

—Sí —dijo Ramón.

Y añadió:

—Con una variación.

—¿Cuál?

—La sustitución más original vista hasta ahora… Novio por fotógrafo. Hoy hago yo la foto… ¡Viva la originalidad!




Y Ramón aproximó la máquina y advirtió al asombrado fotógrafo:

—¡Vamos! Coja por la mano a la novia y sonría con ilusión: La cara más alta.

¡Cuidado! ¡Así!… ¡Ya!

Ramón tiró la placa, y a continuación obligó al pago al fotógrafo; guardó los duros y salió con Silvia orondo y dichoso.

—¡Al auto! —mandó.

(Silvia ahora iba llorando)

—¡La cosa marcha! —susurró Ramón.

Al otro día trasladaban sus organismos a Irún. (Lo clásico, asimismo, tras una boda.)

Ramón no quiso subir al vagón con Silvia.

—Yo viajo con los maquinistas —anunció—. Voy a la locomotora… ¡Hasta la vista!

Y subió a la locomotora, y ocupó su actividad ayudando a partir carbón. Al arribar a Irún había adquirido un magnífico color antracita.

Ya allí, compró sus harapos a un sordomudo andrajoso, vistió los harapos y marchó a la fonda a buscar a Silvia.

Y tocado con las ropas andrajosas anduvo por Irún, acompañando a Silvia y cogido a su brazo mórbido y distinguido.

Nutrido público los miraba al pasar, asombrado.

Silvia sufría cada día más.

—¡La cosa marcha! ¡La cosa marcha! —murmuraba todavía Ramón. Pronto rogará Silvia un divorcio total. Sigamos las burradas. Sigamos con la droga antimatrimonial, multiplicando la dosis.

Ramón vistió a continuación sus fracs más maravillosos, y al pisar un salón, un dancing u otro lugar público acompañado por Silvia, imitaba a los criados, y con un paño al brazo acudía solícito a todas las llamadas.

Una mañana pintó sus párpados con barniz rojo.

Por fin lo trasladaron al manicomio.

Y Ramón asistió a su propia dicha: su contrato matrimonial yacía roto y vivía imposibilitado para otra boda con otra Silvia.

También otro hábil e inspirado poeta, cuyo nombre se nos perdió en el olvido, compuso en dos estrofas este verso prescindiendo del uso de la vocal «e»

Imitando mansos lagos
sin ondas ni turbación,
gozosa va mi ilusión
tras justísimos halagos,
mas tan sólo lauros vagos
otorga fortuna impía
y mi alma luchando a porfía
por más grata vida hallar
nunca la ha logrado alcanzar.
Traidora fortuna mía.

Sigo tranquilo mi ruta,
con valor, a un digno fín
y hasta apartado confín
no amilana mi disputa,
ni las fatigas inmuta
mi aniquilada razón,
guía amor mi inspiración
y Dios omnímodo alcanza
para inspirar mucha confianza
a mi altivo corazón.

Algunos lipogramas, particularmente ingeniosos, omiten todas las vocales salvo una, con lo que se reduce mucho el conjunto de palabras que se pueden escribir y los textos pueden aparecer como muy forzados. Un ejemplo claro de este tipo de lipograma puede encontrarse en el libro «Las vocales malditas», del escritor mexicano Óscar de la Borbolla, donde cada relato está escrito con palabras que sólo tienen la misma vocal.

Cinco años después de que Francis Scott Fitzgerald publicara «El Gran Gatsby», en octubre de 1930; el catedrático estadounidense Ernest Vincent Wright (1872-1939) envió una carta al periódico Evening Independent, presumiendo haber escrito la mejor novela lipogramática que se hubiera hecho nunca, proponiéndoles además que el diario patrocinara la organización de un concurso de escritura lipogramática ofreciendo 250 dólares para el ganador. La propuesta fue rechazada y el manuscrito pasó tan desapercibido que, después de varios años tratando de encontrar editor, Wright optó por publicarlo por su cuenta.

El depósito donde estaban guardados los primeros ejemplares se incendió poco después de que fuera impreso y casi todas las copias fueron destruidas. La escasez de ejemplares originales hace que, actualmente, tengan un alto valor entre bibliófilos y cazadores de rarezas.

«Gadsby», la novela que Wright consiguió escribir, tiene 50.110 palabras, y fue titulada originalmente «A Story of Over 50,000 Words Without Using the Letter -‘E’ «; a excepción de la introducción y una nota al final, no se utilizó la letra «e».

Esta novela es el lipograma más extenso conocido.

En la introducción de la novela Wright explica que el libro fue un desafío y que con él no trataba de alcanzar la gloria literaria, sino conseguir algo que muchos afirmaban que no era posible. Según Wright lo más difícil de evitar fue el sufijo de pasado «‒ed» en los tiempos verbales.

También explicó que inhabilitó a letra «e» de su máquina de escribir hasta finalizar el manuscrito, para no apretar accidentalmente la tecla. A pesar de todo no consiguió evitar que la letra se colara dos veces, en la página 51 y en la 103, ambas en la palabra «the».

«Gadsby» ha pasado a la historia de la literatura sin pena ni gloria y terminó en manos de Georges Perec, que quiso imitar la proeza de Wright en idioma francés. Así fue cómo escribió en 1969 su novela negra «La disparation», con la que consiguió prescindir a lo largo de trescientas páginas de la letra «e», la más habitual en francés. Como homenaje a Wright, Perec introdujo en la obra a un personaje llamado Lord Gadsby V. Wright. La novela fue traducida al español como El secuestro.

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Los sustantivos de género femenino – Sus reglas

El buen uso del idioma: ¿se dice el agua o la agua? – Ejemplos de sustantivos de género femenino

Sustantivos de género femeninoExisten en el idioma español, numerosos sustantivos de género femenino: agua, alma, ansia, aula, ancla, arma, área, arca, ánfora, arpa, ave, águila, ala, actas, alga, asta, ánima, hada, hacha, hambre; y muchos otros, sujetos, según criterio de la Real Academia Española (RAE), a una particular regla condicionante.

Esta regla establece que el artículo definido femenino singular /la/ toma la forma masculina /el/ y el artículo indefinido femenino singular /una/ pasa al masculino /un/; cuando preceden inmediatamente a sustantivos femeninos que comienzan por /a/ o /ha/, tónica (es decir, que en ella recae la pronunciación fuerte), lleven o no tilde. Por lo tanto, se debe escribir y decir el agua, el ánima, el ánfora y el acta, un hada, un hacha (esto no supone un cambio de género del nombre, que sigue siendo femenino).

Si alguien dice «la agua», «la arpa», «la ánfora» o «una hada»; lo que en realidad está pronunciando, es algo así como «lagua», «larpa», «lánfora» o «unhada».

Ahora bien, para el cumplimiento correcto de esta norma es conveniente tener en cuenta los siguientes puntos:

1) No corresponde utilizar la forma masculina del artículo definido /el/ o del indefinido /un/; si entre éstos y el sustantivo, hay otro elemento (por ejemplo un adjetivo).

Así, es correcto escribir «el agua cálida del mar acariciaba aquella playa tropical» y también «la cálida agua del mar acariciaba aquella playa tropical».

2) Si el sustantivo está acompañado de un adjetivo, éste siempre concuerda en género con el nombre, sin importar la posición que ocupe en el texto (antes o después del sustantivo).

Lo correcto es «el hacha filosa» o «la filosa hacha» (nunca «el hacha filoso» ni «el filoso hacha).

3) Cuando el uso del nombre en forma de diminutivo modifica la acentuación de la palabra y el sustantivo femenino singular ya no comienza con /a/ tónica, se emplean, según corresponda, el artículo femenino determinado /la/ o el femenino indeterminado /una/

Se escribe «Una aulita que yo recuerdo está pintada de nostalgia» y no «Un aulita que yo recuerdo…», también es correcta la expresión «Me agrada la agüita clara» e incorrecta «Me agrada el agüita clara».

4) Constituye un error usar la forma masculina del artículo definido /el/ o del indefinido /un/, antepuestas a sustantivos femeninos compuestos que comienzan por una /a/ que no es tónica. (aguanieve, aguamarina)

Debe decirse «La aguamarina, de un delicado color azul verdoso, realzaba la belleza de la joya»; pero no «El aguamarina, de un delicado color…».

5) En todos los casos en los que un sustantivo femenino singular comienza con la sílaba /a/ o /ha/, atónica (no tónica); se utilizan, indefectiblemente, el artículo en femenino definido /la/ o el indefinido /una/

La arena, la anciana, la avispa, la almeja, la apoteosis, la anestesia, la algarabía, una alergia, una amapola, una abeja, una alegría.

La abeja laboriosa no tiene tiempo para la tristeza. (William Blake)

«La séptima es la apoteosis de la danza.” (Richard Wagner)

«La plegaria no es un entretenimiento ocioso para una anciana. Entendida y aplicada adecuadamente, es el instrumento más potente para la acción.»

(Mahatma Gandhi)

Los plurales de los sustantivos de género femenino

Para el uso del plural, la regla se simplifica puesto que el artículo siempre se usa en femenino: las aulas magnas, las alas frágiles, las arpas melodiosas, las actas solemnes, unas armas peligrosas, unas algas casi desconocidas, las áreas perfectamente delimitadas.

«…y por desconocida, las almas conocidas te mataron. No la mía.»

(Rafael Alberti)

«Porque la tortuga tiene los pies seguros,¿es ésta una razón para cortarle sus alas a las águilas? (Edgar Allan Poe)

Excepciones. Esta regla no es aplicable en los siguientes casos:

a) Para escribir el nombre de las letras del alfabeto: la hache, la a.

b) Cuando el sustantivo indica un nombre propio de mujer:

«la Ángela es el nombre que le puse a mi lancha», «la Ana de la que te hablé»

c) En los casos de toponímicos; sustantivos propios cuyo significado corresponde a nombres referidos a lugares, países, ciudades y pueblos:

«La Amsterdam de mis primeros ensueños conserva su encanto».

«La Corte Internacional de Justicia de la Organización de las Naciones Unidas, tiene su sede en el Palacio de la Paz en la ciudad de La Haya.»

d) Con gentilicios femeninos: la árabe / una árabe.

e) En construcciones de textos referidos a nombres de empresa; «La Audi fabrica lujosos autos de alta gama».

f) En las siglas y acrónimos que empiezan por /a/ tónica y son sustantivos femeninos: AFA (Asociación del Fútbol Argentino) , «La AFA organizó el campeonato mundial de fútbol en 1978»

Siguiendo este criterio, (la palabra /Asociación/ de Fútbol, da origen a la sigla en femenino); la sigla de ALCA (Área de Libre Comercio de las Américas) debería ser precedida por /La/ y no /El/ ALCA, como se le conoce a través de los medios de prensa y televisivos.

g) Cuando la palabra que comienza por el fonema /a/ tónico no es un sustantivo, sino un adjetivo, adverbio o preposición: «la alta cumbre», «la árida llanura», «la antes ama de casa», «la hasta ayer representante legislativa»; son expresiones correctas.

«La hábil maniobra del conductor, sirvió para evitar el accidente»

Otras consideraciones necesarias:

Es frecuente en la lengua oral, aunque también en la escrita, advertir el uso de determinantes masculinos precediendo a nombres femeninos que comienzan por /a/ o /ha/ tónica.

Veamos los casos más habituales y lo que dice la Academia sobre ellos. Las formas apocopadas /ningún/ y /algún/ son muy usados y se consideran correctas: «algún ave solitaria», «ningún acta fue ratificada».

Pero también. aunque mucho menos, son empleadas y aceptadas como válidas por la RAE, las formas femeninas: «alguna ave solitaria», «ninguna acta fue ratificada».

Por otra parte, es necesario destacar que esta forma en apariencia masculina que adquieren los artículos la y una, cuando se anteponen a sustantivos femeninos que comienzan por «a» tónica, a veces confunde induciendo a cometer otros notorios errores gramaticales. Por desconocimiento, descuido o por aplicación de una falsa similitud mal interpretada, los errores se extienden a otro tipo de determinantes, como los adjetivos determinativos o pronombres indefinidos: /todo/, /mucho/, /poco/, /otro/,/mismo/, etc.

Vemos escrito por ejemplo «tenía mucho hambre cuando desperté», «echa todo el agua en el balde», «el pobre animal sediento se ha bebido todo el agua», «el profesor está en otro aula evaluando los exámenes» y «queda poco agua en el aljibe»

Las formas correctas para estos casos expuestos son: «tenía mucha hambre cuando desperté», «echa toda el agua en el balde», «el pobre animal sediento se ha bebido toda el agua», «el profesor está en otra aula evaluando los exámenes» y «queda poca agua en el aljibe».

Se generan errores también, al utilizar incorrectamente las formas masculinas de los demostrativos /este/, /ese/, /aquel/, conectadas a este tipo de sustantivos femeninos en textos como: «este agua», «ese hacha», «aquel águila», «este alma», «aquel ancla» en lugar de las formas correctas «esta agua», «esa hacha», «aquella águila», «esta alma», «aquella ancla»

Así, resulta erróneo escribir «heredé este arpa de mi padre» en vez de «heredé esta arpa de mi padre» correctamente escrito.

Ejemplos que nos dejan las frases y citas:

“Hay peregrinos de la eternidad, cuya nave va errante de acá para allá, y que nunca echarán el ancla.” (Lord Byron)

El alma tiene ilusiones, como el pájaro alas. Eso es lo que la sostiene.

(Victor Hugo)

«El ánfora antiquísima jerarquizaba la sala del museo»

«La vida es como un arca inmensa llena de posibilidades»

(Amado Nervo)

Para conocer más:

La palabra /arte/, merece un tratamiento especial

Es un sustantivo considerado de género ambiguo (se puede usar en masculino o femenino sin que se altere su significado). No obstante, el Diccionario Panhispánico de Dudas (DPD, 2005) considera que, aún siendo ambiguo predomina cuando es singular, su uso en género masculino: «el arte contemporáneo», «el arte clásico», «el arte dramático», el arte abstracto», «el arte pictórico».

Pero en plural es casi exclusivamente femenino: «las artes plásticas», «las artes marciales, «muy malas artes», «las artes figurativas», «las artes clásicas, etc.

Sea masculino o femenino, cabe precisar que en el español actual, si se usa en femenino singular, debe llevar la forma /el/ del artículo, por ser palabra que comienza por /a/ tónica.

Lo ejemplificamos con este fragmento de párrafo, en un contexto donde la palabra /arte/ tiene género femenino; en consecuencia la expresión correcta es así: «una manera de escribir que llamaremos el arte poética de Paul Valéry, convertida en seña de identidad literaria…» y no «la arte poética» ni «el arte poético».

La Haya: ciudad del oeste de los Países Bajos, sede de la Corte Internacional de Justicia de las Naciones Unidas y de la Corte Penal Internacional.

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Desafío literario II – Las palabras

Desafío literario II – El significado de las palabras

Nuestro riquísimo idioma español contiene millares de palabras. Muchísimas de ellas nos parecen raras, pintorescas, sorprendentes, atractivas y hasta feas. Veamos algunas que, aunque indican o definen hechos cotidianos y cosas que nos son familiares; en su gran mayoría nos resultan prácticamente desconocidas. El desafío literario II asocia palabras y su significado.

Desafío literario IIEn este listado de 20 palabras, hay 17 que realmente existen.
¿Sabrían identificarlas diferenciándolas de las inventadas?

Significados  – Desafío literario II

1) Impepinable:
a – Que no admite duda ni discusión.
b – Que se produce obligatoria o lógicamente. Inevitable.
«Es impepinable: si vas a beber, no debes conducir tu auto durante el regreso»

2) Vate:
Poeta. Está aceptado también el significado de adivino.
«El vate hizo predicciones que no fueron acertadas»

3) Haiga:
a – Automóvil ostentoso de gran tamaño.

b – “Haiga” es una forma verbal del castellano antiguo que ha pervivido en muchas zonas del mundo hispánico sobre todo en el ámbito rural, pero la norma culta la rechaza al preferir la forma “haya”.

4) Sicofante:
Persona que calumnia o delata.

5) Mirranal:
Es una palabra inventada que no existe.

6) Facundia:
Facilidad y abundancia de palabras. Locuacidad profusa.

«pese a lo que pudiera pensarse, la facundia versificadora no le proporcionó dinero a este humilde poeta de provincia»

7) Periclitar:
Perder una cosa fuerza o intensidad. Declinar, decaer.

«…recuerdo los carnavales de mi infancia y juventud como una celebración que ya se veía periclitar»

8) Confalón:

Banderín. Pieza de tela rectangular generalmente con franjas de color, escudos o figuras simbólicas que se emplea como insignia de un país, un equipo, una dinastía, etc.; suele estar sujeta por uno de sus lados cortos a un mástil o a una cuerda.

9) Clámide:
a – Capa corta y liviana usada antiguamente por los griegos y romanos.

b – Pez marino de la familia del tiburón, de cuerpo alargado de hasta 2 m de longitud, color gris pardusco, con aberturas branquiales muy anchas; vive en aguas profundas de mares templados.

10) Morondo:

Que está limpio de elementos superfluos, especialmente de cabellos, hojas u otra cosa similar. Pelado.
«Las ramas morondas de los árboles, pintaban de nostalgia la tarde otoñal»

11) Quincalla:
Conjunto de objetos de metal de escaso valor.
«No tiene ninguna joya, todo es quincalla»

12) Epitalamio:
Composición lírica escrita en honor de la celebración de una boda.

¿Recuerdas cuando en invierno
llegamos a la isla?
El mar hacia nosotros
levantaba una copa de frío.

Epitalamio (fragmento) Pablo Neruda

13) Ajorar:
Trasladar, llevar por la fuerza, gente o ganado de un sitio a otro.

14) Fildasino:
Es una palabra inventada que no existe.

15) Ubérrimo:
Que es muy abundante o fértil.

16) Barjuleta:

Bolsa grande de tela o de cuero, cerrada con una cubierta, que llevan a la espalda los caminantes, con su ropa, utensilios o menesteres.

17) Catatérico:
Es una palabra inventada que no existe.

18) Refocilar:
Recreación o divertimiento especialmente con algo que se considera grosero o malvado.

19) Légamo:

Barro pegajoso que se forma en el suelo con el agua de la lluvia, o donde ha habido circunstancialmente agua estancada.

20) Baladro:
Grito, alarido o voz espantosa.

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Greguerías – Ramón Gómez de la Serna

Ramón Gómez de la Serna y sus Greguerías: lo más casual del pensamiento

Greguerías - Ramón Gómez de la Serna

Las greguerías son composiciones en prosa, muy breves, -generalmente una única frase, similar al aforismo- y que utilizan el ingenio, el sarcasmo, la agudeza o el humor irónico para expresar ideas y pensamientos sobre las cosas comunes de la vida.

«El amor nace del deseo repentino de hacer eterno lo pasajero»

Son textos escuetos en los que, partiendo de hechos, objetos o circunstancias cotidianas, se ofrecen asociaciones que no responden a la lógica de la realidad y que producen un efecto de sorpresa. Muchas greguerías son chistes y juegos de palabras, aunque también las hay más serias que exponen conceptos o pensamientos de tinte pretendidamente filosóficos.

La greguería es el atrevimiento a definir lo que no puede definirse, a capturar lo pasajero, a acertar o a no acertar en lo que se pueda; basándose en la comparación, la paradoja y en la exageración de la hipérbole. Con ella se expresa y se transmite una visión fragmentaria de la realidad, que sorprende con imaginación y originalidad.

Las técnicas para transmitir esa visión son muy variadas, por ejemplo: a través de metáforas y comparaciones exageradas y asociaciones ingeniosas: “De la unión de la viuda y el viudo sale el niño vestido de luto».
También rompiendo el automatismo de un refrán o de una frase hecha o con seudo-etimologías, “Era tan moral que perseguía las conjunciones copulativas”.

Y el efecto sorpresa se logra por su parte de muy distintas formas: asociando visualmente dos imágenes: “La luna es el ojo de buey del barco de la noche”, o entre otras maneras, mediante la asociación libre de conceptos ligados o contrapuestos, «Lo más importante de la vida es no haber muerto», o invirtiendo una relación lógica, “El polvo está lleno de viejos y olvidados estornudos”.

El periodista y escritor español Ramón Gómez de la Serna (1888-1963), es considerado el creador de este particular género literario al que está estrechamente vinculado y la definición más poética de greguería es de su inspiración:

«Una greguería no se busca, sino que surge espontáneamente en la mente del poeta, es la impresión de un objeto en la mente del poeta. La flor de todo, lo que queda, lo que vive, lo que surge entre el descreimiento, la acidez y la corrosión, lo que resiste todo».

La huida de lo convencional y la defensa de un arte deshumanizado (entendido como alejamiento intencionado entre la creación artística y la vida) convirtió a la greguería en el eje de la obra vanguardista.

En toda greguería, como punto en común, encontramos la yuxtaposición de dos elementos relacionados entre sí por el inconsciente, lo que provoca el efecto humorístico.

Según la fórmula ideada por Gómez de la Serna, la greguería es definida como la suma de «humor» +»metáfora», que da por resultado una oración ingeniosa surgida del choque casual entre el pensamiento y la realidad.

Existen greguerías de diversa índole:

a) Filosóficas:
Si te conoces demasiado a ti mismo dejarás de saludarte.
El beso es hambre de inmortalidad.
El agua no tiene memoria: por eso es tan limpia.

b) Líricas:
Al cerrar una puerta le apretamos los dedos al silencio.
El agua se suelta el pelo en las cascadas.
Venecia es el sitio en que navegan los violines.

C) Literarias:
El libro es el salvavidas de la soledad.
El libro es un pájaro con más de cien alas para volar.
Diccionario quiere decir millonario en palabras.

d) Humorísticas:
El rayo es un sacacorchos encolerizado.
Buda es el Dios que no hizo régimen en las comidas.
El café con leche es una bebida mulata.
La nuez es un pequeño cerebro que nos comemos.
La gallina está cansada de denunciar en la comisaría que le roban los huevos.

A Ramón Gómez de la Serna se le atribuye la elaboración de más de diez mil greguerías,
cuya temática, técnica y clasificación sería demasiado compleja resumir en estas pocas líneas. Muchas de ellas tienen una clara base visual:

«Las pirámides hacen jorobado al desierto», «El cocodrilo en una maleta que viaja por su cuenta».

En otros casos, la conexión se basa en una relación sensorial de otro tipo, por ejemplo, la auditiva: «Al oír al sirena parece que el barco se suena la nariz».

A continuación, algunas de sus más conocidas greguerías y muestra de su singular creatividad:

El más sorprendido por la herencia es el que tiene que dejarla.
Aburrirse es besar a la muerte.
Los monos no encanecen porque no piensan.
El filósofo antiguo sacaba la filosofía ordeñándose la barba.
La cabeza es la pecera de las ideas.
El Pensador de Rodin es un ajedrecista a quien le han quitado la mesa.
El lápiz sólo escribe sombras de palabras.
Como daba besos lentos duraban más sus amores.
El bebé se saluda a sí mismo dando la mano a su pie.
El sueño es un depósito de objetos extraviados.
La prisa es lo que nos lleva a la muerte.
La pulga hace guitarrista al perro.
El pez está siempre de perfil.
El gaitero toca con la laringe y los pulmones fuera.
A un mentiroso sólo lo cura un sordo.
Las flores sin perfume, son flores mudas.
Las espigas hacen cosquillas al viento.
En el fondo de los espejos hay un fotógrafo agazapado.
El arco iris es la cinta que se pone la naturaleza después de la lluvia.
La araña es la zurcidora del aire.
La jirafa es un caballo alargado por la curiosidad.
El reloj que atrasa es un reloj ahorrativo.
En el vinagre está todo el mal humor del vino.
En cada día amanece todo el tiempo.
La tinta es la sangre de los bolígrafos.
El viento es torpe, no sabe cerrar una puerta.

Otras greguerías referidas al ámbito de las letras y dignas de mencionar:
La b es un caracol trepando por la pared.
La F es la llave inglesa del abecedario.
La Ñ es la N con bigote.
La O es el bostezo del alfabeto.
La Q es un gato que perdió la cabeza.
La T es el martillo del abecedario.
La U es la herradura del alfabeto.
La X es la silla plegable del alfabeto.
La Z es un siete que oye misa.

Ramón Gómez de la Serna, fue un escritor fecundo, distinguido miembro de la Generación del novecentismo, que se inspiró para popularizar el nuevo género de las greguerías en el trabajo de autores clásicos como Lope de Vega, Francisco de Quevedo o William Shakespeare y reconoció haber encontrado en ellos elementos comunes a su obra.

Erigido como el creador de un nuevo estilo pionero en el el arte de explicar las cosas con originalidad, fue reconocido como tal pese a ciertas reticencias. Jorge Luis Borges consideraba al poeta y crítico literario francés Jules Renard, como su verdadero inventor.

La greguería, sin embargo, no debe encuadrarse como un género puramente español, ya que responde a influencias e impulsos estéticos que se desarrollaron tanto en Europa como en América a principios del XX, para los cuales la intuición jugaba un papel fundamental a la hora de crear una obra de arte de vanguardia.

En conclusión, la greguería no es una frase célebre ni una reflexión filosófica. No tiene el carácter enfático y dictaminador de un aforismo.Tampoco es un paradigma. Simplemente es… una greguería.

A 100 años de la edición en Madrid de su primer libro de Greguerías, considerado en su momento como la tendencia más adelantada de la vanguardia en los años veinte del siglo pasado; Ramón Gómez de la Serna hubiera sonreído satisfecho al observar las frases ingeniosas que decoran muros y espacios de las redes sociales actuales.

Y con un pensamiento en mente:

«era como yo lo dije, un tweet es una greguería en 140 caracteres».

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En base a ¿Es correcta su utilización?

Despejando dudas, una locución preposicional polémica: en base a – ¿Cuál es la forma correcta de expresión?

En base aEs algo recurrente observar en escritos redactados en lengua española, el uso abusivo de la locución preposicional en base a y la dificultad que conlleva erradicar esa costumbre ampliamente difundida.

El Diccionario Panhispánico de Dudas de la RAE (2005) censura esta construcción en la que las preposiciones «en» y «a» no están justificadas y considera incorrecto su empleo, aconsejando la utilización de otras fórmulas sustitutivas, en el marco de un idioma que nos ofrece innumerables alternativas.

Algunas de esas opciones son:
«de acuerdo con»
«basándose en»
«en función de»
«sobre la base de»
«a partir de»
«apoyándose en»
«según»
«valiéndose de»

La expresión «con base en», tiene origen en el lenguaje jurídico y su empleo es aceptado, pero teniendo en cuenta siempre el contexto de la oración.

Analicemos la siguiente frase como un ejemplo:
«…Las buenas decisiones,
provienen de la experiencia
y la experiencia se adquiere
en base a malas decisiones.»

Aquí, la locución – en base a – se emplea inadecuadamente para significar que aquello de lo que se habla (la experiencia) se adquiere o se consigue basándose en algo (malas decisiones). No tiene sentido, porque nadie se basa “a” algo, sino que se basa “en” algo.

Es preferible para este caso, emplear alguna variante apropiada:
…y la experiencia se adquiere
«a partir de» malas decisiones.
«aprendiendo de» malas decisiones.
o esta otra:
«basándose» en malas decisiones.

Debe quedar en claro, que no hay ninguna necesidad que justifique el empleo de esta locución («en base a») considerada, por otra parte, académicamente incorrecta. Es preferible utilizar alguna de las alternativas indicadas, que le dan a la oración escrita una interpretación inequívoca y contundente.

En las siguientes oraciones, se pueden advertir las diferencias que resultan de redactar correctamente o no un escrito:

«Los vehículos modernos destinados al transporte de cargas, todavía funcionan en base a combustibles líquidos.» – «Los vehículos modernos destinados al transporte de cargas, todavía funcionan utilizando combustibles líquidos.»

«En base a lo declarado por el testigo, el juez ordenó la inmediata detención del acusado.» – «Considerando lo declarado por el testigo, el juez ordenó la inmediata detención del acusado.»

En base a sus creencias adoptó esa postura tan radicalizada. – De acuerdo con sus creencias adoptó esa postura tan radicalizada.

El notable investigador científico llegó a una conclusión sorprendente, en base a arduas y pacientes investigaciones previas. – El notable investigador científico llegó a una conclusión sorprendente, apoyándose en arduas investigaciones previas.

«El destacado gimnasta pudo finalmente, en base a un riguroso entrenamiento, clasificar para los juegos olímpicos.»

Utilizar un gerundio, también es acertado:

«El destacado gimnasta pudo finalmente, entrenando rigurosamente, clasificar para los juegos olímpicos.»

Aclaración:

La locución «con base en» es una secuencia válida, dependiendo del contexto en el cual se emplea:

«La División de Infantería del III Ejército, con base en la frontera, se aprestaba para un combate que parecía inevitable.»

En conclusión:

Las expresiones «en base a» y «con base a», son consideradas incorrectas y se desaconseja su empleo. La construcción «con base en», utilizada para reemplazar a la anterior, sirve, pero considerando el contexto en la oración.

Utilizar las opciones sugeridas es la mejor elección.

Y un consejo: cuánto más simple la variante, mejor.

Observación:

Una locución prepositiva, es una expresión constituida por dos o más palabras, (generalmente un sustantivo, adverbio o adjetivo ubicado entre preposiciones), que cumple una función equivalente a una preposición: unir palabras u oraciones, estableciendo una relación espacial, temporal o conceptual entre los elementos gramaticales.

Ejemplos:

a falta de  –  por culpa de – a cambio de – en medio de – en contra de – a través de – en breve – detrás de –  a favor de – de acuerdo con – rumbo a – a fuerza de – en vez de – junto a – antes de – con arreglo a – lejos de, etc.

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Propagar y Propalar – Parecidas pero no iguales

Reseña literaria sobre palabras similares, parecidas pero que en su uso, demuestran ser diferentes, utilizando como ejemplo a dos verbos: Propagar y Propalar

Propagar o PropalarEn el idioma español es frecuente encontrar palabras que, por ciertas similitudes de significado, escritura o pronunciación con otras, pueden confundirnos y dar lugar a errores en la interpretación del contexto escrito en el que son utilizadas. Analizamos dos verbos a modo de ejemplo: Propagar y Propalar

Propagar – (del latín «propagare»).

Tiene estas significaciones:

a) Hacer llegar una cosa desde un punto, a muchos lugares y en todas las direcciones.

(…La gran Revolución Rusa que estalló en el año 1917, dejó como resultado el derrocamiento de la dinastía despótica de los Zares y sus trascendentales consecuencias se propagaron hacia el resto del continente europeo, originando uno de los más grandes acontecimientos históricos de la Época Contemporánea.)

b) Extender el conocimiento de una cosa o la afición a ella.

(…Surgió en la década mágica de los años sesenta, como un estilo que conmocionó al mundo y la música de Los Beatles se propagó como una epidemia que superó todas las barreras y previsiones)

c) Hacer que algo, en especial una especie, se reproduzca y multiplique en un lugar.

(En algunas regiones de África, el virus del ébola se ha propagado de tal manera, que su erradicación inmediata resulta imposible)

Empleo correcto del verbo propagar:

«Quienes dicen que el arte no debe propagar doctrinas, suelen referirse a doctrinas contrarias a las suyas». – Jorge Luis Borges

«La libertad de conciencia se entiende hoy día, no sólo como la libertad de creer lo que uno quiera, sino también de poder propagar esa creencia». – Jonathan Swift

“La crítica desinteresada, es un empeño altruista para aprender y propagar lo mejor que se conoce en las letras y en el pensamiento de los hombres.” Matthew Arnold

«Una gran parte de la sociedad se manifiesta a diario, preocupada por la propagación incontrolable de los casos de inseguridad».

«El fuego se propagó rápidamente, al bosque lindante con el caserío afectado por el incendio»

Propalar – (etimológicamente proviene de la palabra latina propalare).

Significa: Divulgar, difundir, dar a conocer una cosa oculta, secreta o cuya verdad no está demostrada. Supone mala intención por parte del sujeto.

Empleo correcto del verbo propalar:

«La libertad de expresión es uno de los pilares fundamentales de la democracia, sin embargo no es éticamente aceptable valerse de ella abusivamente, para propalar ideas racistas».

«Mayoritariamente, la opinión pública condenó al orador, no por haber expresado una opinión, sino por haber propalado rumores tendenciosos y falsos».

«Un noticiero de la televisión sensacionalista propaló la noticia, revelando secretos de la vida amorosa de una conocida actriz».

En la siguiente frase, se muestra el empleo correcto de los dos términos:

«Esta semana, la prensa europea comenzó a propalar una noticia de carácter confidencial: en un país de medio oriente, estaría a punto de producirse un estallido del extremismo islámico.

Como consecuencia, en opinión de los expertos militares, muy pronto el veneno de esa revolución podría propagarse hacia Occidente».

En conclusión:

Si bien, las dos palabras significan «dar a conocer o difundir» propalar se refiere específicamente a algo oculto o poco conocido, y siempre con una intención tendenciosa. Con significación incorrecta o abusiva suele utilizarse como sinónimo de propagar y también de emitir, transmitir por radio o radiotelefónicamente.

Propagar, en cambio, tiene una acepción más amplia y puede aplicarse a lo bueno, lo malo, lo favorable o lo desfavorable sin restricciones.

Si se pretende conservar el sentido estricto de una oración, no es aconsejable en determinados contextos, intercambiar entre sí estos dos verbos. (que por otra parte, no son sinónimos)

Agregamos dos ejemplos, en los cuales la palabra propalar está incorrectamente aplicada:

«…y como cada 24 de diciembre, los turistas visitan la Iglesia de la Natividad, desde donde suele propalarse la Misa de Nochebuena». (Una misa puede propagarse, difundirse, transmitirse; pero no propalarse)

«La protesta estudiantil comenzó en una universidad capitalina, pero paulatinamente, se fue propalando hacia centros educativos de ciudades vecinas». (debe escribirse: la protesta se fue propagando o extendiendo).

Y una recomendación para finalizar: Lo que se escribe correctamente, se lee y se interpreta correctamente.

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Colocar o poner – Dudas gramaticales

Reseña literaria del segmento «El buen uso del idioma» – Dudas gramaticales:  colocar o poner – ¿Cuándo se utiliza cada uno?

Colocar o ponerColocar o poner, parecen sinónimos pero… Son dos verbos transitivos de la lengua española que si bien comparten algunos de sus significados, y de hecho admiten ser utilizados indistintamente en contextos específicos de una frase, no deben por ello emplearse como sinónimos.

Colocar, conforme a la significación dada por el diccionario de la RAE es: «acomodar, ubicar a alguien o algo en el lugar correcto o apropiado». Y podría agregarse, que equivale a un matiz que da precisión al verbo poner.

Así, por ejemplo, se coloca a una empleada en un puesto de trabajo, la mercadería en un estante, o el dinero en un plazo fijo bancario.

Además se advierte en la consulta al diccionario, que el verbo colocar posee muchas menos acepciones que poner, de las cuales sólo son compartidas, aquellas que se refieren a situar a alguien o algo en un lugar.

«Esa actitud desafiante, coloca (pone) al negociador en una posición difícil»
«Debes colocar (poner) los trebejos en el tablero».
«El experimentado piloto se colocó (puso) el cinturón de seguridad rápidamente».

Por otra parte, el significado de poner es: «hacer que una persona o una cosa esté en un lugar, en una situación o posición o que adquiera un estado o condición».

En este caso, el objeto podría estar puesto de cualquier manera, incluso en un sitio que no sea el adecuado.

En consecuencia, es un error considerar que ambas palabras (colocar y poner) son sinónimos o eventualmente emplear el vocablo «colocar» en lugar de «poner» en frases con un determinado contexto.

Por ejemplo, para escribir:

«Tu respuesta me puso muy triste».
«Por alguna razón desconocida, no ponía en práctica sus conocimientos».
«Me atendieron tan mal, que decidí poner una queja».
«Pocas veces se ponía nervioso cuando rendía un examen».
«Los hijos, diligentes, pusieron la mesa cuando la madre lo pidió».
«La perdiz ponía sus huevos siempre en un mismo nido».

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Historia del símbolo arroba (@) – Parte II

Reseña literaria elaborada como continuación de la Historia del símbolo arroba (@) 

Criterios de la Real Academia Española

Historia del símbolo arroba IIA partir de la irrupción de la informática e internet en la vida de millones de usuarios en el mundo, el símbolo (@) se transformó en el más conocido y de uso más difundido, de cuantos existen y es por ello que es tan importante conocer su historia y forma correcta de utilización. Una de las razones determinantes, es que constituye la característica distintiva e identificatoria de todas las direcciones de correo electrónico y de otros servicios en línea, que utilizan el formato usuario@servidor para funcionar.

Dentro del código ASCII, se representa con el número 64. Por ello es que muchas personas intentan encontrar en línea la respuesta a cómo se escribe arroba (en el teclado) y la respuesta es la tecla ALT 64 (o a veces ALT2).

En estos últimos años, el empleo de la arroba (@) ha comenzado a extenderse en la escritura cotidiana, debido al auge de la utilización de un lenguaje «no sexista» y consecuentemente de una costumbre (innecesaria según la Real Academia Española) que conlleva, hacer explícita la alusión a ambos sexos cuando se utilizan sustantivos o adjetivos animados, modificando de alguna manera la historia del símbolo arroba.

Frecuentemente utilizada además como recurso gráfico y publicitario, se busca a través de esta técnica, adoptar un aire de modernidad economizando lenguaje para integrar en una sola palabra las formas masculina y femenina del sustantivo, interpretando que este signo, incluiría en su trazo las vocales «a» y «o».

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la arroba no es un signo lingüístico, sino un símbolo, como corrobora la gramática académica, y que su uso en estos casos, es inadmisible desde el punto de vista normativo. Se debe tener presente, por otra parte, que esta fórmula integradora no siempre es aplicable a la estructura de la lengua: en muchos casos da lugar a graves inconsistencias, como ocurre en la frase «Día del niñ@», donde la contracción solamente es válida para el masculino «niño».

El diccionario de la Real Academia española, únicamente define «arroba»  haciendo referencia a su significado de peso y de capacidad y al símbolo así denominado, empleado en el correo electrónico. No acepta ningún otro uso. Por lo tanto es incorrecto escribir:

«El corazón es un niñ@», espera lo que desea».
Proverbio ruso

«El futuro de los niñ@s es siempre hoy. Mañana será tarde».
Gabriel Miró

La RAE no admite estas opciones por varios motivos:

En los sustantivos que designan seres animados, el masculino gramatical no se emplea solamente para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo.

Tal uso del género gramatical masculino no denota intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva. Sólo se precisa del uso de los dos géneros, cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto.

Tampoco se admiten las expresiones forzadas y antinaturales como «las y los ciudadanos».

El Diccionario panhispánico de dudas, también aclara: Es un error que transgrede las normas de la gramática, emplear la arroba para hacer siempre explícita la alusión a los dos sexos.

En el idioma español es correcto el uso del género masculino, para hacer alusión a una clase o grupo de entidades formadas por diversos referentes, que bien pueden pertenecer a uno u otro sexo indistintamente.
Por ejemplo:

«…Todo el orgullo de un maestro son los alumnos, la germinación de las                    semillas sembradas».
Dmitri Mendeléyev

En conclusión, cuando los sustantivos designan seres animados, el masculino gramatical no se emplea sólo para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también para designar a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexo.
Tal uso del género gramatical masculino no denota intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva.
Sólo se precisa del uso de los dos géneros, cuando la oposición de sexos es un factor relevante en el contexto.

Así pues, pese a la buena voluntad de sus entusiastas y adeptos, según la historia de la arroba, esta tiene un uso bastante restringido (solo se puede emplear en el lenguaje escrito) y, si estamos de acuerdo en respetar las reglas de la RAE, habrá que seguir recurriendo al masculino y femenino u optar por el masculino genérico.

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Los aforismos de José Naroski

Reseña literaria sobre aforismos y ejemplos de los mismos basados en los escritos de José Naroski, un referente en el tema

Los aforismos de José NaroskiAlguna vez comentamos en esta página refiriéndonos a los aforismos, estableciendo que se trataba de sentencias breves que procuraban en una oración concisa, coherente y en apariencia cerrada, especificar reglas aplicables a una ciencia o arte y en pocas palabras promulgar una máxima sobre temas puntuales (les recomiendo la nota: ¿Qué son los aforismos?)

Los aforismos, concretamente, buscan hacernos pensar, intentando expresar una verdad, una idea literaria, una idea poética o definir aspectos esenciales de la vida.

En ese ámbito de exquisita sensibilidad, no podemos dejar de lado a José Narosky, un escritor argentino que hace gala de un estilo sobrio, directo, con profundo impacto emocional y por añadidura muy ameno, cualidades que lo consagraron como destacado maestro en el arte de escribir aforismos.
Narosky, hijo de inmigrantes judíos nacido en Darregueira, provincia de Buenos Aires (Argentina), el 20 de abril de 1930), es reconocido por muchos críticos como el “Rey del Pensamiento Corto”.

Sus frases se han convertido en verdaderos íconos de la poesía y el sentir popular y sus más de 13.000 aforismos han sido publicados en libros componiendo una profusa obra de hondo sentido moral y caracterizada por su sencillez, que nunca debe ser confundida con simpleza.
Conozcamos algunos aforismos de su autoría. Leerlos nos llevará inevitablemente a reflexionar:

La apariencia de la verdad puede vencer a la verdad en 100 batallas, pero siempre perderá la última.

Los valientes también temen. Pero siguen avanzando.

Se puede ser feliz sin talento, pero no sin pasión.

Cuando leo que se asesinó a un hombre quisiera ser analfabeto.

No eres la única mujer, pero eres única.

Te sumé a mi vida. Y la multipliqué.

Los débiles usan la fuerza, los fuertes la persuasión.

El amor es el único idioma que puede prescindir de las palabras.

La felicidad también deja marcas. Pero pocas veces son indelebles

De una amistad con envidia, solo perdurará la envidia.

El perdón siempre contiene justicia. Aunque no sea justo.

La nacionalidad agrupa hombres. La comprensión los une.

Triunfar es también llegar al fin de la ilusión.

Cien caricias no borran una bofetada.

Mi mayor ilusión es seguir teniendo ilusiones.

En nuestra felicidad vivimos. En nuestro dolor observamos la vida.

Nadie pudo mirar el cielo sin elevar la mirada.

Tantos siglos de civilización y no aprendimos a abrazarnos.

No es amigo quien ríe mi risa, sino quien llora mis lágrimas.

El digno sufre. Pero su dignidad lo consuela.

Toda mujer es madre aunque no tenga hijos.

La voz de la sangre se puede oír en el silencio.

Un éxito inmerecido semeja una medalla encontrada.

Lo que sobra no reemplaza lo que falta.

La sensibilidad es una riqueza cuyo dueño siempre desea compartir.

Muchos cantan cuando van a la guerra. Pero ninguno cuando regresa.

La sensibilidad pesa. Pero permite volar.

Hay quien arroja un vidrio roto sobre la playa. Pero hay quien se agacha a recogerlo.

Quién da conocerá la ingratitud, pero también la emoción de dar.

El dolor físico lastima. El espiritual, desgarra.

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