Diccionario del diablo corresponde a una de las obras más interesantes de Ambrose Bierse, que con sutil ingenio, nos presenta una revolución al sentido común y al género humano.

Ambrose Gwinett Bierce (1842-1914), fue un notable escritor y periodista estadounidense. La obra de su autoría se caracterizó por una visión satírica del género humano en la que resalta una fuerte dosis de sarcasmo y lúcida ironía, convertida frecuentemente en un agudo humor negro, todo esto muy reflejado en Diccionario del diablo.
Esa actitud extremadamente trágica le valió el sobrenombre de Bitter Bierce (El amargo Bierce).
Participó activamente durante su juventud, en la guerra de secesión norteamericana y las experiencias vividas en esas luchas, marcaron para siempre su carácter y configuraron en su mente un enfoque mórbido de la vida, que se reflejaría posteriormente en sus textos literarios.
Terminada la guerra civil, se convirtió en un distinguido periodista de vehemente y ácida crítica.
Bierce utilizó un estilo diferente de escritura, muy relacionado a la violencia y la muerte. Pronto sus historias hicieron de él un escritor fascinante. Dentro del mundo literario se lo suele corresponder a Poe, Lovecraft y Maupassant dentro del género terrorífico.
Profundamente misántropo, llevó su escepticismo a un punto culminante plasmando en uno de sus trabajos más destacados y significativos, un compilado de originales definiciones que denominó: Diccionario del diablo, titulado originalmente Diccionario del cínico, y que publicara en 1906.
Diccionario del diablo – estas son algunas de sus ingeniosas definiciones:
Aburrido, adj. Dícese del que habla cuando uno quiere que escuche.
Academia: Escuela antigua donde se enseñaba moral y filosofía. Escuela moderna donde se enseña el fútbol.
Acreedor, s. Miembro de una tribu de salvajes que viven más allá del estrecho de las Finanzas; son muy temidos por sus devastadoras incursiones.
Aforismo, s. Sabiduría predigerida.
Aire: Sustancia nutritiva con que la generosa Providencia engorda a los pobres.
Ambidextro, adj. Capaz de robar con igual habilidad un bolsillo derecho que uno izquierdo.
Amistad: Barco lo bastante grande como para llevar a dos con buen tiempo, pero a uno solo en caso de tormenta.
Amor, s. Insania temporaria curable mediante el matrimonio, o alejando al paciente de las influencias bajo las cuales ha contraído el mal.
Antipatía, s. Sentimiento que nos inspira el amigo de un amigo.
Ardor, s. Cualidad que distingue al amor inexperto.
Boticario, s. Cómplice del médico, benefactor del sepulturero, proveedor de los gusanos del cementerio.
Cañón: Instrumento usado en la rectificación de las fronteras.
Cementerio, s. Terreno suburbano aislado donde los deudos conciertan mentiras, los poetas escriben contra una víctima indefensa y los lapidarios apuestan sobre la ortografía.
Cleptómano, s. Ladrón rico.
Cobarde: Dícese del que en una emergencia peligrosa, piensa con las piernas.
Conocido: Persona a quien conocemos lo bastante para pedirle dinero prestado, pero no lo suficiente para prestarle.
Desgracia, s. Enfermedad que se contrae al exponerse a la prosperidad de un amigo.
Diplomacia: Arte de mentir en nombre del país.
Disimular, v. t. e i. Poner camisa limpia al carácter.
Distancia, s. Único bien que los ricos permiten conservar a los pobres.
Dolor, s. Estado de ánimo ingrato, que puede tener una base física, o ser puramente mental y causado por la felicidad ajena.
Economía, s. Compra del barril de whisky que no se necesita por el precio de la vaca que no se tiene.
Educación, s. Lo que revela al sabio y esconde al necio su falta de comprensión.
Egoísta: Persona de mal gusto, que se interesa más en sí mismo que en mí.
Entusiasmo, s. Dolencia de la juventud, curable con pequeñas dosis de arrepentimiento y aplicaciones externas de experiencia.
Epitafio, s. Inscripción que, en una tumba, demuestra que las virtudes adquiridas por la muerte tienen un efecto retroactivo.
Erudición, s. Polvillo que cae de un libro a un cráneo vacío.
Homeópata: Humorista de la medicina.
Médico: Alguien a quien lanzamos nuestras súplicas cuando estamos enfermos, y nuestros perros cuando nos hemos curado.
Mendaz: Aficionado a la retórica.
Nepotismo, s. Práctica que consiste en designar a la propia abuela para un cargo público, por el bien del partido.
Nihilista, s. Ruso que niega la existencia de todo, menos de Tolstoi. El jefe de esta escuela es Tolstoi.
Niñez, s. Período de la vida humana intermedio entre la idiotez de la primera infancia y la locura de la juventud, a dos pasos del pecado de la adultez, y a tres del remordimiento de la ancianidad.
Pagano: Ser descarriado que incurre en la locura de adorar lo que puede ver y sentir.
Perseverancia: Virtud inferior que permite al mediocre alcanzar un éxito sin gloria.
Prójimo: Aquél a quien nos está ordenado amar como a nosotros mismos, pero que hace todo lo posible para que desobedezcamos.
Sabiduría: Tipo de ignorancia que distingue al estudioso.
Santo: Pecador fallecido, revisado y editado.
Sátira: Especie de composición literaria en que los vicios y locuras de los enemigos del autor son expuestos sin demasiada ternura.
Teléfono: Invención del demonio, que suprime algunas de las ventajas de mantener a distancia a una persona desagradable.
Virtudes, s. p. i. Ciertas abstenciones.
Voto, s. Instrumento y símbolo de la facultad del hombre libre, de hacer de si mismo un tonto y de su país una ruina.
Y no podía faltar esta definición:
Diccionario, s. Perverso artificio literario que paraliza el crecimiento de una lengua además de quitarle soltura y elasticidad. El presente diccionario, sin embargo, es una obra útil.
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