Horacio Quiroga y Alfonsina Storni – Anécdotas de su vida:
En una oportunidad al celebrarse una reunión en casa de un amigo común, Horacio Quiroga, Alfonsina Storni y algunas personas de su círculo de amistades, decidieron divertirse con el «Juego de las prendas».
En un momento dado, por caprichos del azar, la pareja debía besar al mismo tiempo las dos caras de un reloj de cadena que sostenía Quiroga.
Éste rápidamente retiró el reloj en el momento que Alfonsina aproximaba sus labios, terminando la escena en un beso (episodio que no le causó mucha gracia a la madre de ella, quien estaba presente).
Esta relación finalizó en 1927, cuando el escritor conoció a María Elena Bravo y contrajo su segundo matrimonio.
Nunca trascendió si Horacio Quiroga y Alfonsina Storni fueron amantes, ya que no abordaban el tema del amor como tales. Sí se sabe que Alfonsina trataba a Quiroga como a un amigo confidente que la comprendía y al que le dedicó un emotivo poema cuando se suicidó, diez años más tarde.
Esta poesía, presagiaba además su propio final.
Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
Y así como en tus cuentos, no está mal;
Un rayo a tiempo y se acabó la feria…
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
Que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán.
Alfonsina Storni
Alrededor de 1937-1938 las noticias de sus suicidios paralizaron el mundo, junto a la del fantástico escritor Leopoldo lugones. Dos amigos que mantuvieron su amor hasta el final, y no podemos dejar de preguntarnos ¿qué hubiera pasado si Alfonsina hubiera acompañado a Horacio cuando él se lo pidió en 1925?.
Si te ha interesado la nota por favor valora esta para los demás lectores:
Admiro a Alfonsina.
Fuerte, se siente su depresión.
Gracias por compartir una trozo de sus vidas.
Con esa mamá tan dominante….
Muchas gracias Mónica por seguir el blog
Admiré y admiro mucho a Alfonsina!! Sus poesías de vanguardia exquisitas!! Al igual q Horacio dos personalidades enigmáticos…vidas de novelas, como los personajes de las obras de Quiroga!!
Dos almas condenadas… Merecían por lo menos esa amistad si es que la tuvieron
Hermosa entrada