Sonetos que cantan a la vida en la poesía de Fermín Estrella Gutiérrez

Con frecuencia hemos comentado en nuestras notas acerca de las preferencias de los poetas a la hora de escribir sus versos y en ellas observamos que la soledad, los amores dichosos o contrariados, la melancolía, el olvido, el pasado, las vivencias trágicas y la muerte misma, son indudablemente, sus temas predilectos; pero también abundan poesías que describen la vida con esperanza y exaltación.
Para ilustrar con ejemplos esta última aseveración, elegimos al azar algunos poemas del interesante legado lírico de Fermín Estrella Gutiérrez, uno de los tantos inspirados autores de composiciones que hacen o hicieron de la ilusión de vivir y el optimismo, la razón trascendente y esencial de su existencia.
Porque sabido es que el mejor homenaje que siempre podremos tributar a un poeta será leerlo,leamos entonces:
Soneto a la vida – Fermín Estrella Gutiérrez
Vida, aquí vengo al final de la partida
a darte gracias por lo que me has dado
por la flecha clavada en mi costado,
por la esperanza y la ilusión perdida.
Gracias por estos hijos, luz nacida,
regalo de un destino atormentado,
óptimo fruto, el bien más esperado
de esta vida de amor a ti debida.
Gracias por este afán, ardiente y puro,
gracias por cada amanecer radiante
y gracias por andar fuerte y seguro.
Gracias por éste corazón amante,
gracias por esperar con fe el futuro,
solo y sin rumbo y siempre hacia adelante.
La alegría de vivir – Fermín Estrella Gutiérrez
No se razona, no se piensa en nada,
su surtidor tan sólo, la Alegría,
Abrir los ojos, saludar al día,
el alma ebria de cielo, enajenada.
Sentir la tierra vegetal, mojada,
los pájaros, el mar, la lluvia fría.
Sentir que toda la belleza es mía,
que es mío el mundo y mía esta jornada.
Sentir la vida como un don del cielo
sin dolores, sin ansias, pura y fuerte.
Vivir, sólo vivir, qué hermoso anhelo.
Confiar en el destino y en la suerte
y libre de quebrantos y recelo,
no temerle a la vida ni a la muerte.
Credo – Fermín Estrella Gutiérrez
Creo en la vida: el hoy y el mañana,
creo en la muerte: la última aventura,
creo en el bien, que alienta y que perdura
creo en el sol que alumbra mi ventana.
Creo en la paz que con amor se gana,
y creo en el amor y su dulzura,
creo en la rosa y en el alba pura,
creo en la fuente que sin tregua mana.
Creo en el hombre, artífice constante,
con su luz y su sombra y su pujanza,
y su eterno marchar hacia adelante.
Y creo en la justicia y la esperanza,
en la belleza, oh gozo delirante,
y en el placer que con el bien se alcanza.
Soneto de la dulce filosofía – Fermín Estrella Gutiérrez
La vida hay que vivirla lentamente
sin prisa, sin angustia, sin recelo,
como quien mira simplemente el cielo,
como quien bebe de una pura fuente.
Vivir entre el pasado y el presente,
vivir sólo lo hermoso, el noble anhelo,
sin descorrer el misterioso velo
de lo que ha de venir forzosamente.
Mira la rosa y goza con su encanto,
abre el pecho y el alma a la mañana
y pon tu vida en el amor y el canto.
Goza el frescor que de la noche mana,
trueca en sonrisa la acritud del llanto
y abre el sol y a los vientos tu ventana.
La palabra es un don que ennoblece la condición humana de mujeres y hombres y es una herramienta maravillosa, imprescindible, para que los poetas conviertan el fruto de su imaginación en arte sublime.
Fermín Estrella Gutiérrez fue un escritor, poeta, profesor y académico de origen español, nacido en la ciudad andaluza de Almería, el 28 de octubre de 1900. Autor de una amena y variada producción literaria, en la que resalta la creación poética cultivada con pasión y tenue melancolía. Recurrió con frecuencia al verso rimado, dado que sentía marcada predilección por la forma estrófica del soneto clásico, esta circunstancia le permitió desarrollar un singular estilo logrando con él una admirable perfección estilística y formal.
Residente en Argentina desde muy joven adoptó la ciudadanía del país rioplatense al cumplir los 18 años. En 1924 ya había publicado con éxito de crítica su primer poemario, El cántaro de plata; esta temprana vocación literaria perduró en el tiempo e hizo que se consagrara exclusiva y fervorosamente a la literatura y a la enseñanza.
Escribió también manuales de literatura, con los que estudiaron varias generaciones de alumnos argentinos. Integró la Academia Mexicana de la Lengua y en 1955 la Academia Argentina de Letras lo designó Miembro de número de la Institución; por muchos años fue asiduo colaborador de la sección cultural del diario La Nación de Buenos Aires.Fue además un hombre de firmes convicciones democráticas y reconocida integridad moral, cualidades que le granjearon un merecido respeto en los distintos ámbitos en que desenvolvió sus actividades.
Fermín Estrella Gutiérrez conoció a Alfonsina Storni y llegó a forjar con ella una entrañable amistad. El poeta de la serena nostalgia que nunca abandonó el lirismo asumido como un sentimiento vital, murió en Buenos Aires el 18 de febrero de 1990 a los 89 años de edad.
En su legado literario destacan obras en verso: «El cántaro de plata», «Canciones de la tarde», «La ofrenda», «La niña de la rosa»,Sonetos de la vida interior», «Destierro», «Sonetos a la soledad del hombre», «Sonetos del cielo y de la tierra», «El libro de las horas» y «Antología poética».Y obras en prosa:»Desamparados», «Trópico», «Memorias de un estanciero y otros cuentos», «Recuerdos de la vida literaria», «Panorama sintético de la literatura argentina», «San Martín: Páginas escogidas sobre el Héroe» y «Geografía espiritual de Buenos Aires».
Para conocer más:
El soneto es una composición poética compuesta por catorce versos de arte mayor, endecasílabos en su forma clásica. Los versos se organizan en cuatro estrofas: dos cuartetos y dos tercetos.
El verso endecasílabo es el verso de arte mayor que está formado por once sílabas; este verso tiene en su forma simple un acento obligado en la décima sílaba, que debe estar acompañado con otro acento intermedio, que también es obligado pero que puede cambiar de lugar.
El origen de estos versos se produjo en Italia, siendo posteriormente adoptados por España, donde recién florecieron una vez iniciado el Renacimiento. Sus principales cultores fueron Garcilaso de la Vega y Juan Boscán, quienes los llevaron a su más elevada expresión.
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Me resultan muy enriquecedoras las notas que publican en vuestra página. Me causa un real placer recordar, en algunos casos o descubrir en otros, algunos autores y sus interesantes obras. Por favor, continúen en ese camino. Gracias.
Muchas gracias Ricardo por seguir el blog!
Es muy buena, pero muy buena, la poesía de Estrella Gutiérrez