Mientras Escribo – Stephen King

Mientras escriboMientras escribo de Stephen King es un libro, publicado en el año 2000, que, haciendo uso de la genialidad del autor, intenta explicar conceptos básicos y no tanto de cómo se debe escribir e intentar convertirse en escritor. Dada la dificultad que resulta elaborar este tipo de textos debo decir que, al menos este, no tiene desperdicio y es el único libro que he leído cuatro veces.

La verdadera atracción de Mientras escribo se basa en la forma en la que está armado. Podríamos decir que se divide en dos partes. En la primera Stephen King escribe la historia de su vida en una suerte de autobiografía. En esta podemos, en las palabras del escritor, vivir su vida. Su relación con su madre, sus metáforas de herramientas, su vida con su hermano, la revista del colegio, el amor por Tabitha. También nos describe con increíble detalle la forma en la que él va volviéndose un escritor. Los incontables rechazos, las muchas veces en las que su ánimo cayó, el apoyo de su esposa, su primer libro, su esfuerzo al trabajar y escribir a la vez, problemas de adicciones, y hasta un accidente que casi termina con su vida. En este relato va mezclando aspectos de su vida personal y relacionándolos con la elaboración de algunos de sus libros, lo que nos permite comprender qué era lo que pensaba el autor en ese momento.

En una segunda parte el libro se vuelve más técnico y aborda ejes centrales en la escritura y les da forma de consejos. Temáticas de escritura, “el infierno está lleno de adverbios”, cuánto escribir por día, cómo corregir, las herramientas del escritor, el total del texto menos el diez por ciento, un cúmulo de experiencias de este genial escritor resumidas en unas 350 páginas.

Este libro es realmente bueno y me animo a decir que, si en algún momento deseaste ser escritor, no debes dejar de correr a una librería y comprarlo. Y sin ir más lejos, si simplemente quieres pasar un buen rato y leer la vida de alguien que tuvo que sacrificarse para conseguir las cosas, esta historia no te defraudará.

Si lo has leído por favor valora este libro para los demás lectores:

1 Star2 Stars3 Stars4 Stars5 Stars (4 votes, average: 4,50 out of 5)
Cargando...

Decálogo del Escritor – Una guía útil

El Decálogo del escritor – Los mejores consejos de Augusto Monterroso

Decálogo del escritorEl decálogo del escritor, elaborado por Augusto Monterroso, un autor de características singulares, con relatos cortos que deslumbran y sugieren una imaginación brillante, resuelta en sutilezas.
La paradoja y el humor sutil, fino que emplea, denotan una enorme capacidad de observación que plasma en una prosa de singular precisión.
Sintetiza una fantasía exuberante de extraordinaria concisión, en el análisis de la naturaleza humana, formulado desde una óptica de ironía y sarcasmo sorprendente.

Gabriel García Márquez, refiriéndose a «La oveja negra y demás fábulas», escribió:
«Este libro hay que leerlo manos arriba: su peligrosidad se funda en la sabiduría solapada y la belleza mortífera de la falta de seriedad».

Dejó para la posteridad este «Decálogo del escritor», que compartimos.

Decálogo del escritor

1 – Cuando tengas algo que decir, dilo; cuando no, también. Escribe siempre.

2 – No escribas nunca para tus contemporáneos, ni mucho menos, como hacen
tantos, para tus antepasados. Hazlo para la posteridad, en la cual sin duda serás famoso, pues es bien sabido que la posteridad siempre hace justicia.

3 – En ninguna circunstancia olvides el célebre díctum: «En literatura no hay nada escrito».

4 – Lo que puedas decir con cien palabras dilo con cien palabras; lo que con una, con una. No emplees nunca el término medio; así, jamás escribas nada con cincuenta palabras.

5 – Aunque no lo parezca, escribir es un arte; ser escritor es ser un artista, como el artista del trapecio, o el luchador por antonomasia, que es el que lucha con el lenguaje; para esta lucha ejercítate de día y de noche.

6 – Aprovecha todas las desventajas, como el insomnio, la prisión, o la pobreza; el primero hizo a Baudelaire, la segunda a Pellico y la tercera a todos tus amigos escritores; evita pues, dormir como Homero, la vida tranquila de un Byron, o ganar tanto como Bloy.

7 – No persigas el éxito. El éxito acabó con Cervantes, tan buen novelista hasta el Quijote. Aunque el éxito es siempre inevitable, procúrate un buen fracaso de vez en cuando para que tus amigos se entristezcan.

8 – Fórmate un público inteligente, que se consigue más entre los ricos y los poderosos. De esta manera no te faltarán ni la comprensión ni el estímulo, que emana de estas dos únicas fuentes.

9 – Cree en ti, pero no tanto; duda de ti, pero no tanto. Cuando sientas duda, cree; cuando creas, duda. En esto, estriba la única verdadera sabiduría que puede acompañar a un escritor.

10 – Trata de decir las cosas, de manera que el lector sienta siempre que en el fondo es tanto o más inteligente que tú. De vez en cuando procura que efectivamente lo sea; pero para lograr eso tendrás que ser más inteligente que él.

11 – No olvides los sentimientos de los lectores. Por lo general es lo mejor que tienen; no como tú, que careces de ellos, pues de otro modo no intentarías meterte en este oficio.

12 – Otra vez el lector.
Entre mejor escribas más lectores tendrás; mientras les des obras cada vez más refinadas, un número cada vez mayor apetecerá tus creaciones.
Si escribes cosas para el montón, nunca serás popular y nadie tratará de tocarte el saco en la calle, ni te señalará con el dedo en el supermercado.

P/D:
El autor da la opción al escritor de descartar dos de estos enunciados y quedarse con los restantes diez en este llamado decálogo del escritor
.

Antón Pavlovich Chéjov Consejos para escritores

Antón Pavlovich Chéjov Consejos para escritoresEl italiano (Venezia) Piero Brunello, profesor de literatura, publicó el libro «Sin trama y sin final», después de haber revisado y leído exhaustivamente la voluminosa correspondencia del distinguido escritor y dramaturgo ruso Antón Pavlovich Chéjov.

Chéjov que nunca escribió un ensayo sobre su teoría poética y narrativa, tenía un estilo caracterizado por un acendrado laconismo expresivo y por la ausencia de tramas
complejas. Los propios personajes con sus acciones y sutiles pensamientos, eran quienes se sobreponían a esas atmósferas líricas que el autor imaginaba.

Como conclusión, el dedicado profesor veneciano, enumeró una serie de 99 recomendaciones para escritores, que creyó descifrar de esa lectura minuciosa.

De Antón Pavlovich Chéjov «Consejos para escritores»

«Lo he visto todo…» Ahora no se trata de lo que he visto, sino de cómo lo he visto.

Digamos con franqueza que en este mundo no se entiende nada.
Sólo los charlatanes y los imbéciles creen comprenderlo todo.

Sólo se aprende a escribir de dos maneras: escribiendo y leyendo.

Nunca se debe mentir. El arte tiene esta grandeza particular: no tolera la mentira.

Dios te guarde de los lugares comunes.

Lo mejor de todo es no describir el estado de ánimo de los personajes.
Hay que tratar de que se desprenda de sus propias acciones.

Escribir para los críticos, tiene tanto sentido como darle a oler flores a una persona resfriada.

Tengo la manía de la brevedad: nada de lo que leo, mío o ajeno, me parece lo bastante breve.

Cuando escribo, confío plenamente en que el lector añadirá los elementos subjetivos que faltan al cuento.

Guarde el relato en un baúl un año entero y después de ese tiempo, vuelva a leerlo. entonces lo verá todo más claro.
Escriba una novela. Escríbala durante un año entero.
Después acórtela medio año y recién publíquela.

Un escritor, más que escribir, debe bordar sobre el papel; el trabajo debe ser minucioso y elaborado».

Consejos:

1) Evita cualquier monserga de carácter político, social o económico.

2) Mantén objetividad absoluta.

3) Busca veracidad en la pintura de los personajes y de las cosas.

4) Procura la máxima concisión.

5) Escribe con audacia y originalidad: rechaza todo lo convencional.

6) No olvidar la espontaneidad. Es esencial.

Aunque quizás todos ellos puedan resumirse en un consejo que Chéjov, hastiado de tanta mojigatería, le dio a una joven dama que insistentemente, le enviaba para corregir sus penosos cuentos atribulados de emociones:

Señora:
“Sus personajes lloran y usted con ellos.
No hace falta. Quien debe emocionarse es el lector.
Hágame caso: sea fría. ”