Reseña literaria del cuento Diles que no me maten de Juan Rulfo – El castigo del miedo y el largo de la venganza.
Diles que no me maten es un cuento del escritor mexicano Juan Rulfo (1918-1986) que fue publicado por primera vez en el Número 66 de agosto de 1951 de la revista titulada América. Posteriormente apareció dentro de “El Llano en llamas” en el año 1953.
El cuento de Juan Rulfo, Diles que no me maten, plantea una estructura simple en la que, quien cuenta la historia, es personaje y narrador a la vez, de alguna manera omnisciente.
Este relato transporta al lector a tierras mexicanas, a una época determinada donde se exponen distintas realidades derivadas de la vida del hombre que cuida la tierra y los animales, y las dificultades que este debe sortear, para proteger lo que considera suyo. Se hace mención, además, a los trebejos con la justicia y a lo moldeable que puede ser esta cuando algo que ofrecer a cambio. Además, un eje central de la historia da vueltas alrededor de la conciencia de saber que se ha hecho algo malo, y al miedo al castigo por ello, en este caso la muerte, que termina presentándose con fuerza cuando llega la venganza a ocupar un lugar primordial.
Treinta y cinco años esperó el personaje para creer que su pecado había sido olvidado, viviendo con pena y miedo, perdiéndolo todo, y aun así no pagó el precio, no logró superar la venganza que se gestaba en un lugar que ni si quiera había considerado.
Diles que no me maten – Resumen
La historia comienza con un ruego de Juvencio Nava a su hijo, Justino, para que acuda a hablar con las personas que lo están buscando y les pida que no lo maten. A pesar de las negativas de su hijo, logra convencerlo y recuerda su historia, una que creyó olvidada.
Mucho tiempo atrás surgió un problema con uno de sus vecinos debido a que no permitía que los animales de Juvencio se alimentaran en sus terrenos. Varias veces logró abrir el cerco que los separaba, pero Don Lupe, como solía llamarlo, volvía a cerrarlo. Cierta vez, enojado, don Lupe mató uno de sus animales lo que enfureció a Juvencio que le quitó la vida en reprimenda.
A partir de ese momento debió escapar para no ser castigado. Intentó sobornar a la justicia y a todo aquél que le pudiera ponerlo en peligro. Perdió a su esposa y a su familia, pero lo que más lo afectó fue el haber perdido la tranquilidad. Ahora, siendo viejo, su crimen lo había alcanzado.
Fue llevado preso hacia donde lo esperaba un coronel, caminando vencido, intentando decirles que no había hecho nada malo. Al llegar, fue interrogado por su asesinato descubriendo que, quien lo había mandado a buscar, era el hijo de don Lupe, no podría escapar de la muerte, nadie puede.
Y al final, la venganza salió ganando, y Justino llevó a su padre sobre el lomo de un burro, aunque ninguno de ellos logró recuperar la paz y la venganza seguiría saltando de persona a persona.
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